Hace seis años, Uruguay se convirtió en pionero al legalizar el uso de marihuana para adultos, marcando un hito en la era moderna. La legislación, firmada por el expresidente José Mujica en diciembre de 2013, permitió que el cannabis se sumara a la lista de cultivos nacionales, y las ventas comerciales comenzaron en julio de 2017. Según datos del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), en estos seis años, las farmacias autorizadas en el país han vendido 10.7 millones de gramos, aproximadamente 10,700 kilos de cannabis.
Con una población de 3.4 millones de habitantes, más de 61,500 personas están registradas para comprar cannabis en las 37 farmacias autorizadas. Tres empresas tienen licencia para cultivar tres variedades para el mercado de adultos, con límites específicos de THC bajo estricto control gubernamental. El IRCCA destaca los estrictos controles de producción y la trazabilidad en cada etapa del proceso.
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Antes de la legalización, Uruguay ya tenía regulaciones de cannabis relativamente relajadas, tolerando el consumo recreativo bajo acuerdos informales. La legislación de 2013 permitió al gobierno monitorear mejor la producción y venta. Aunque ahora hay más de 14,600 personas registradas para el cultivo doméstico y 10,500 miembros de clubes de cannabis, solo el 27% de las adquisiciones son legales.
A pesar de la normalización de la compra en locales específicos, los reguladores instan a no recurrir al mercado ilegal, que sigue siendo la principal fuente debido a factores como la facilidad y la variedad del producto. El bajo contenido de THC en las flores de cannabis de las farmacias ha llevado a algunos usuarios a buscar opciones fuera del mercado regulado, siendo un desafío para la eficacia del sistema, según Daniel Radío, secretario general de la Junta Nacional de Drogas.
Con información de Is Morbo
