La aceleración de la inflación agudizó las internas dentro del gobierno. Ante el visible fracaso de los controles de precios y las amenazas a empresas, el sector que los impulsa pasó a focalizar las culpas en el Ministro de Economía y a la guerra en Ucrania que hace subir los precios internacionales. Con tono amenazante se afirma que la situación social empeorará si no se restringen las exportaciones para proteger el consumo interno.
Ante el retorno a estas viejas y abandonadas ideas cabe preguntarse qué dicen las evidencias respecto a un posible conflicto entre exportaciones y consumo interno. Según datos del Ministerio de Economía, entre los años 2011 y 2021 se observa lo siguiente:
– Las exportaciones en dólares cayeron un 6%.
– El salario real en el mismo período cayó un 10%.
– El Producto Bruto Interno (PBI) per cápita, por su parte, cayó un 13%.
Estos datos muestran que reducir las exportaciones no garantiza mayor consumo interno. En la última década, menores exportaciones estuvieron acompañadas de caídas en el salario real, principal determinante del consumo interno. La clave para entender esta regresión social es la caída en el PBI per cápita. Cuando el PBI per cápita disminuye significa que hay menos cantidades de bienes para cada persona. Esto es consistente con salarios más bajos que limitan la capacidad de consumo de las familias.
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