Transformación digital: ¿Qué hay detrás de los pagos digitales?

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Cada vez que se realiza un pago digital, ya sea mediante tarjeta o celular, se inicia un proceso que involucra tecnología y distintos actores para garantizar su seguridad y eficacia.

La pandemia aceleró tendencias que ya estaban en crecimiento y, poco a poco, la batalla contra el efectivo empieza a mostrar resultados. Según la Cámara de Comercio de Lima actualmente el 31% de todos los pagos con tarjeta en Perú corresponden a transacciones en línea, mientras que antes de la pandemia era del 13%. De otro lado, la Cámara Peruana de Comercio Electrónico (CAPECE) informó que la nueva normalidad ha generado que el 47% de los peruanos compre de manera online, lo que ha generado un aumento de 400% en el número de empresas que hoy venden a través del Comercio Electrónico. Asimismo, CAPECE registró que el 75% de las transacciones mediante plataformas de ecommerce se llevan a cabo desde dispositivos móviles.


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La infraestructura que hace que esto sea posible es muy compleja e involucra a un grupo de empresas e instituciones encargadas de que esas transacciones sean eficaces y seguras. Aquí te contamos qué hay detrás de cada pago con tarjeta física o digital:

  1. La activación de cualquier medio de pago requiere una identificación correcta y segura. Una de las innovaciones que marcaron la diferencia para la aparición de fintechs, billeteras virtuales y la modernización de los bancos es el onboarding digital. La identificación electrónica de personas para abrir una cuenta de manera remota fue una solución imprescindible durante la pandemia. Y ese proceso, que antes requería formularios en papel y la presencia en una sucursal hoy es reemplazado por software digital donde la prioridad número uno es la correcta autenticación. Allí juegan un papel clave las cámaras de los smartphones, que permiten registrar un DNI y corroborarlo con patrones biométricos.
  2. En un pago digital intervienen 6 actores principales: el tarjetahabiente, el comercio, la entidad emisora, el procesador, el adquirente y las redes de tarjetas. Una vez que el comercio fue afiliado por el adquirente, ya puede recibir pagos con tarjeta. Cuando pagamos con una tarjeta física, el comercio envía los datos de la transacción al procesador, que a su vez -a través de la red de la tarjeta- pide autorización a la entidad emisora, generalmente un banco. En ese proceso deben cumplirse los requisitos de autenticación, autorización, confidencialidad, integridad y disponibilidad, establecidos por la autoridad regulatoria. Todo ello ocurre en cuestión de milisegundos, aunque la liquidación final requiere más tiempo, con procesos a cargo del emisor de la tarjeta.
  3. Durante los últimos años se ha desarrollado y consolidado un gran abanico de soluciones de pago. Al tradicional swipe de la banda de la tarjeta se agregaron el chip, para introducir dentro del punto de venta, el chip NFC, que también es la base para los pagos contactless, los códigos QR y los links de pago. Del otro lado del mostrador, también se produjeron muchos cambios. Al tradicional POS (Point of Sale) se sumaron los mPOS (dispositivos conectados a teléfonos móviles), y últimamente también la tecnología Tap To Phone, un software que convierte a un smartphone en una terminal de pagos. Geopagos es la empresa referente en Latam en la creación de plataformas y redes digitales de pagos. “Nosotros desarrollamos la tecnología que garantiza que las transacciones sean seguras, rápidas y eficientes. Y nuestro propósito es agregar valor para ofrecerle cada vez más opciones a cada uno de los actores involucrados en un pago”, explica Raúl Oyarzun, cofundador y CTO de Geopagos.
  4. En los pagos con chip o contactless opera un estándar de intercambio de información llamado EMV (Europay MasterCard VISA). Gracias a esto es posible la conexión entre tarjetas y emisores y su seguridad es considerablemente mayor al pago tradicional con banda magnética. La tecnología genera números aleatorios y criptografía que evita que los datos de la tarjeta puedan ser reproducidos (la famosa “clonación” de las tarjetas). En el caso de los pagos con QR, el estándar también es EMV, y en los pagos con tarjeta no presente (las transacciones online) opera el protocolo 3DSecure, y a eso se suman otras herramientas de ciberseguridad.

El principal desafío para los actores encargados de estos procesos es un buen balance entre seguridad y experiencia de usuario: “cuanta más fricción haya en ese proceso, habrá más abandono de parte de los clientes”, dice Raúl Oyarzun de Geopagos. “Por eso hay que hacer un muy buen uso de estas herramientas para asegurar la transacción. Si piden muchos datos, será una mala experiencia y se caen las ventas. Si piden muy pocos, puede que no sean suficientes para garantizar la autenticidad. Hay que balancear, lograr buena experiencia y alta seguridad. El objetivo final es que las personas usen cada vez más estos métodos, que son mucho más transparentes, seguros y eficientes que el efectivo”.

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