La transformación digital en la que nos encontramos inmersos ya no tiene marcha atrás. Sin embargo, Europa no lleva las riendas de nuestro futuro digital. Por lo menos, a día de hoy. La digitalización en nuestro continente está en manos de Estados Unidos y China.
Aunque en los últimos años las inversiones en esta materia han aumentado, queda mucho trabajo por hacer para que Europa lleve a cabo la trasformación digital que nos hará competitivos y, especialmente, independientes frente a las dos grandes potencias.
El poder del control de los datos
La digitalización ocupa todos y cada uno de los ámbitos de nuestras vidas y con la crisis de la COVID, se ha acelerado. «La digitalización está ahí y avanzará», advierte la exvicepresidenta de la Comisión Europea de Competencia, Margrethe Vestager.
Pero, aunque la economía digital crece a un ritmo, siete veces superior al resto de la economía, Europa, en materia de digitalización, va a la zaga. Nos guste o no, nuestro día digital está en manos de Estados Unidos y de China.
Las aplicaciones que usamos para trabajar, viajar, comprar o relacionarnos, por ejemplo, funcionan con datos. De hecho, son el carburante de las redes. Nuestros datos circulan por los aproximadamente 450 cables submarinos que atraviesan los océanos. Se distribuyen a través de puntos de intercambio de tráfico y se almacenan en miles de centros de datos, repartidos por todo el mundo.
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