La transformación digital postergada por miles de firmas alrededor del planeta antes del arribo del coronavirus, dejó en evidencia la falta de previsión de sus ejecutivos.
Ante la imposibilidad de tener digitalizados sus procesos de negocios, buena parte de esas firmas debió bajar las persianas de forma definitiva.
En tanto, aquellas compañías que tomaron la decisión de resistir los embates de la primera cuarentena, se vieron obligadas a salir de forma desesperada en busca de soluciones tecnológicas que le permitieran continuar con sus negocios para evitar resignar el mayor porcentaje posible de sus ingresos.
La desesperación por llevar adelante cuanto antes la transformación digital le costó, incluso, mucho más caro a esas empresas que habían decidido «ver más adelante» qué hacer, en tiempos en los que no existía la palabra COVID.
Más allá de los inconvenientes, muchas empresas que consiguieron soportar los embates y pudieron mudarse al canal digital poseen actualmente dos preguntas bien claras.
- Dónde se debe invertir en tecnología para seguir creciendo en la actual normalidad
- Cuál es la inversión mínima de presupuesto TI que se debo tener en cuenta para lo que resta del año
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