Durante el 2020 muchas empresas aceleraron sus procesos de transformación digital con
una visión inmediata y ajustada a las características de un contexto basado en la nube para
dar soporte a su operación. Sin embargo, dicho proceso puede verse afectado si no se
cuenta con una visión a largo plazo respecto a las implicaciones de adoptar nuevas
aplicaciones e infraestructura para la productividad de la organización.
Adaptar para adoptar
Una estrategia y una hoja de ruta claras para la gestión de la adopción y el cambio (ACM)
ayudarán a las empresas a aprovechar al máximo las inversiones. Ayudar a los colaboradores a adoptar nuevas tecnologías no solo puede impulsar la productividad
empresarial, también ayuda a lograr los objetivos empresariales a largo plazo.
Diversas encuestas han demostrado que las empresas que implementan estrategias claras
para el cambio y que apoyan activamente a sus colaboradores para que las acepten tienen
mucho más éxito en lograr mejores resultados en sus proyectos.
Acelerar sin fallar
¿Cómo reducir la brecha entre el diseño e implementación? Es necesario contar con una
base de conocimiento para la adopción y el cambio, definiendo las reglas de gobierno y
pautas operativas para que la estrategia sea un éxito. Contar con expertos con amplio
conocimiento y habilidad de adecuación a la velocidad de adopción y necesidades de la
empresa será esencial.
¿Qué se necesita para arrancar?
A diferencia de lo que se cree, iniciar un proceso de transformación no necesariamente
implica una inversión astronómica, si se logra diseñar una cultura de gestión del cambio
coherente con las características, limitaciones y retos de la organización, así como
herramientas y plataformas que automaticen la gestión de las soluciones de software
independientemente del fabricante.
Además de éstas medidas, superar la complejidad del mundo digitalizado puede
simplificarse con ayuda de un socio confiable que cuente con una especialización avanzada
en la adopción y gestión de procesos de transformación.
