Mejorar los sistemas de aprendizaje y desarrollo para digerir la transformación digital

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Convendría recapacitar sobre qué nos sugiere realmente cada noticia espectacular que leemos sobre inversiones en transformación digital. Porque tantos miles de millones no constituyen por sí mismos un dato relevante, y cada cifra seguida de tantos ceros puede hacer que nos perdamos el verdadero sentido del cambio que estamos viviendo.

De hecho, cuando pensamos en transformación digital, ¿qué aspectos de nuestra empresa nos vienen de verdad a la mente? Porque no se trata solo de aprovechar la tecnología para desarrollar nuevos productos y servicios, sino mejorar nuestros sistemas de aprendizaje y desarrollo de nuevas habilidades y talentos para respaldar su implantación y las crecientes responsabilidades de las empresas.


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La consultoría multinacional Gartner pronosticó a principios de este año que el gasto global en tecnologías de la información (TI) superaría fácilmente los 4.000 millones de dólares; el nivel más alto en más de una década (de hecho, un 5,5% más que en 2021). Espectacular, aunque no cuenta ni mucho menos toda la historia que hay detrás.

Mejorar nuestros sistemas de aprendizaje y desarrollo

En las Tendencias globales de Capital Humano 2018, de Deloitte, ya se hablaba del auge de la empresa social. Y aún no había noticias de la pandemia. Lo que significa que, hace cuatro años, las organizaciones se consideran cada vez más protagonistas globales, y deben influir y obligarse a responder a la sociedad a múltiples niveles: económico, ambiental y social. Entendido este último hacia dentro, con el bienestar de su fuerza laboral, y hacia fuera.

Con la nueva tecnología digital y una economía global omniprentes, en realidad los líderes empresariales nunca han sido más poderosos. De modo que ahora contamos con ellos para llenar el vacío de liderazgo que vivimos en la política, casi desde principios de siglo.

De nada sirve crear un negocio en torno a las nuevas tecnologías, si no invertimos en mejorar las capacidades humanas para aprovechar estas nuevas perspectivas. Después de todo, la tecnología no es capaz de hacerlo todo; al menos, no todavía…

Los departamentos de Recursos Humanos, y aquel que se ocupe en cada empresa de los sistemas de aprendizaje y desarrollo, son los responsables de este cambio en la formación. Aunque tal vez habría que empezar por explicar qué es realmente esta transición, y cómo se puede ayudar a dichas áreas a que sea un éxito.

Un uso de herramientas con sentido

Las organizaciones están compitiendo para contratar a las personas mejor preparadas. Eso que vagamente llamamos talento. Y la estrategia de transformación de cualquier organización debe implicar mejoras en el modo en que apoyan a sus empleados en su aprendizaje diario y a lo largo de sus carreras.

Siempre que sea práctico, la mayoría está utilizando nuevas tecnologías, como la realidad aumentada (RA) y la realidad virtual (RV), presentes en cualquier gamificación, e incluso nuevas formas de pensar sobre el aprendizaje, incluyendo la IA.

Aunque es cierto que vivimos en un país de pymes, y de momento no todas las organizaciones precisarán o podrán disponer –a pesar del dinero llegado desde Bruselas– de los fondos necesarios para implementas estos novedosísimos sistemas de aprendizaje y desarrollo.

Para una organización seria, la transformación digital ha de ser más que un simple mantra que se escucha a todas horas. Cada vez más, las interacciones con los consumidores y las grandes decisiones han de estar basadas en datos. Y necesitará una estrategia digital que esté respaldada por el compromiso de los empleados, mediante la mejora de los sistemas de aprendizaje y desarrollo; componentes clave del éxito de cualquier transformación digital.

 

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