Sustentabilidad y retail, una necesidad más que una tendencia

El cambio climático es una situación ineludible y una responsabilidad que debe asumirse en todos los sectores. Es conocido que la agricultura y la industria son los dos más grandes consumidores de agua del planeta; si a ello le sumamos las emisiones de gases de efecto invernadero, el consumo de otros recursos y la contaminación a través de los residuos generados en las cadenas de producción, suministro y comercialización, el llamado de atención es aún más urgente y una necesidad.

La producción, distribución, empaque, exhibición y venta de alimentos (y otros productos) resultan sectores con amplias áreas de oportunidad y donde la innovación y la tecnología pueden contribuir notablemente para alcanzar negocios sustentables que lleven la responsabilidad social a un nuevo nivel de compromiso con el planeta, el medio ambiente y la biodiversidad.


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De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de los sistemas alimentarios, desde la producción agrícola hasta el envasado y la gestión de residuos, ascienden a 18,000 millones de toneladas de dióxido de carbono, que representan alrededor de un tercio de las emisiones totales anuales.

Otro de los puntos relevantes radica en temas como la refrigeración (y todo lo que ello implica), que es responsable por casi la mitad del consumo de energía en el sector minorista y de supermercados y cuyas emisiones se han incrementado casi cinco veces en los últimos 30 años. A nivel mundial, la llamada cadena de frío es responsable por 5 por ciento de las emisiones de GEI, también de acuerdo con la FAO, cifra similar a la de 5.4% que emite el envasado de alimentos.

Como usuarios, debemos estar atentos a lo que consumimos y la manera en la que lo hacemos; sin embargo, también somos las empresas quienes debemos ofrecer nuevas formas de producción, transporte, almacenamiento, exhibición, empaque y conservación de todo lo que se comercializa en el sector minorista.

Más allá de la “palomita” por cumplir con la RSE, debe buscarse que la sustentabilidad facilite el ahorro de recursos, evite desperdicios y desemboque en una reducción de costos. Por ejemplo, la limpieza de una instalación de venta de alimentos puede ahorrar miles de litros de agua con un programa adecuado de higiene pensado particularmente para las condiciones geográficas, climáticas y las necesidades de desinfección de los productos que se comercialicen en dicha instalación.

Existen jabones y detergentes que no requieren enjuague, lo que además de reducir el consumo de agua, también representa la disminución de horas/hombre de trabajo; lo que a su vez se reflejará en la rentabilidad del negocio. Como decía, se trata no sólo de cumplir con el requisito sino de hacer la sustentabilidad un factor que maximice las ganancias a través del ahorro de recursos (naturales, materiales y humanos) y mitigar el impacto ambiental.

Así como el ejemplo anterior existen una serie de acciones que se encaminan a reducir el impacto en el medio ambiente: mejores sistemas de transporte, sistemas de producción más eficientes, reciclaje, reutilización y reducción en el consumo de recursos, etcétera, etcétera, etcétera. Los consumidores ya toman en cuenta el origen y las formas en las que se produce lo que adquieren, ¿qué más hará la industria para satisfacer las necesidades del público y para crear modelos de negocio sustentable desde los puntos de vista social, económico y medioambiental?

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