Black Friday: tips de última hora para retailers en apuros

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Black Friday: tips de última hora para retailers en apuros, Black Friday: S.O.S. Descuentos a tope

El cerebro del humano tiene alguna que otra manía. Una de ellas es que le encanta ahorrar energía. Ahorrar energía significa que si podemos gastar diez, no vamos a gastar quince y, si gastamos esos quince, necesitamos que nos compense de alguna otra manera.

Por este motivo, cuando aparece la palabra “descuentos” nuestra mente empieza a salivar y el corazón a bombear como un desesperado: “¡Yuju! ¡Gastemos, que hoy cuesta menos!”


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Pero claro, ese mismo cerebro que reside en el interior de nuestros clientes, es el mismo que habita en el de nuestros vendedores y, además de ser muy fan del ahorro de energía, entra en estado de miedo absoluto cuando siente que está en peligro. Así es. Nuestro cerebro no es capaz de diferenciar internamente si estamos siendo perseguidos por un león en el Serengeti o siendo invadidos por un grupo de consumidores con el piloto del ahorro de energía a tope.

Si hay alguien experto en sobrellevar esta situación de caos total es nuestro cerebro. Gracias a ese ahorro de energía entra en modo “piloto automático” y realiza tareas sin consciencia alguna. Eso está muy bien porque es una manera muy interesante de fomentar ese ahorro y de poder sobrellevar la situación que está viviendo. Pero claro, toda moneda tiene dos caras y, en este caso, la situación también. Cuando entramos en modo “ahorro de energía” nos desconectamos de la esencia de la situación. De la esencia de nuestra profesión también.

Ventas en retail, la actitud importa y mucho

Estar en modo ahorro y en modo León & Serengeti hace que perdamos de vista la actitud que necesitamos tener siempre activa cuando nos relacionamos con personas. Es una actitud de ayuda, de dar servicio y de “gracias por venir a verme”. Desconectarnos de esta esencia nos convierte en “profesionales” con menos paciencia, con ganas de poca gente, con deseo de que nadie nos desordene la tienda y con la hora de irnos a casa en mente. Y así… así no.

Aceptemos las manías de nuestro cerebro, pero no perdamos de vista los motivos que nos convierten en profesionales de verdad; sea Black Friday, Ciber Monday o Tuesday Summer&Beach (que aún no existe, pero todo llega), has elegido una profesión que va de personas, de ayudar a que su día sea mejor, a ser honesto con lo que ofreces y a ponerte de parte de esas personas que te vienen a ver, no de parte de tu piloto automático, por muy tentador que sea.

Para reconectar con la esencia de aquello a lo que te dedicas y sobre todo en días de descuentos, te propongo lo siguiente:

1-     Céntrate en lo que está en tus manos. Somos expertos en enfocarnos en lo que nos falta en vez de en aquello que tenemos. Pon atención en lo que realizas en cada momento y, además, con el agrado que ello requiere. Pensar en todas las tareas que tienes por delante fomenta tu estado de estrés. Poner foco en aquello que estás haciendo ahora, le permite a tu mente sentirse de una manera menos presionada.

2-     No tienes la obligación de poder con todo. Es cierto. Todas las tareas que tienes por delante no son sólo tuyas. Pertenecen al equipo y eso significa que es algo de todos. La multitud de tareas que percibe tu mente no son solo para ti, aunque ella te haga creer que sí para mantenerte en estrés y, desde ahí, en piloto ahorrador de energía. Qué lista…

3-     Ponte en modo ayuda. Y deja al león en paz. Recuerda quién eres y la capacidad que tienes de influir en las personas que te rodean. Acompaña desde la ayuda y responde desde la suerte que tienes de que vengan a comprarte. Si nadie viene a verte, nadie compra. Las consecuencias no hace falta recordarlas.

Por todo ello, date valor y valora, siéntete una persona orgullosa de lo que eres capaz de generar y respóndelo desde el agrado. Nadie tiene culpa de que nos encante comprar con descuentos.

Desde estas líneas, aprovecho para recordarte, que tu empresa seguirá creando ocasiones de descuentos para vender más. Todavía no es consciente de que su principal fuente de riqueza no está en su producto, sino en las personas que lo representáis. Mientras se le cae la venda de los ojos, aprovecha para darte valor: si tú no vendes, nadie gana.

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