Amazon, el retail y la experimentación

Amazon

Amazon anuncia el cierre de sus 68 tiendas físicas Amazon Books, Amazon Pop-up y Amazon 4-stars, experimentos que la marca había desarrollado a lo largo de los años, para concentrarse en sus supermercados Amazon Go, Amazon Fresh y Whole Foods Market y en una tienda de tipo grandes almacenes en la que está trabajando.

El cierre no impacta especialmente las cuentas del gigante de la distribución: se calcula que la facturación de estas tiendas, que algunos calificaban como de meros experimentos, era de tan solo un 3% sobre los 137,000 millones de dólares de facturación de la compañía el pasado trimestre, pero sí permiten hacer algunas reflexiones sobre las decisiones de una compañía que, tras haber provocado de manera directa o indirecta el cierre de muchísimas tiendas de todo tipo en todo el mundo, desiste ahora de seguir experimentando en algunas categorías.


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Cuando Amazon anunció la apertura de Amazon Books en el año 2015, muchos plantearon lo interesante que resultaba que la compañía, en lugar de descartar completamente la venta de libros en tiendas físicas, experimentase con la idea de mantener ese canal. Algunos llegaron a utilizar el caso como una prueba de que la distribución física en algunas categorías de producto no estaba muerta, y que por eso Amazon seguía apostando por ella.

Las tiendas Amazon Books eran relativamente pequeñas, pero en ellas podían verse, por ejemplo, experimentos con la recomendación y las evaluaciones, con la selección de stocks, o con las promociones cruzadas con el canal online. Ahora, tras siete años, la marca decide que el segmento de usuarios que siguen queriendo comprar libros en una librería física ya no necesita más atención, que se ha vuelto progresivamente residual, y se concentra en otras categorías en las que el hábito de la compra online parece estar menos implantada.

Resulta muy interesante cómo el final de una pandemia que ha provocado un desplazamiento sin duda significativo hacia la compra online en muchos segmentos resulta ser el momento elegido por Amazon, convertida ya desde hace tiempo en la empresa de distribución más importante del mundo, para cerrar algunas de sus tiendas físicas. Si ni siquiera Amazon, con todo su potencial, es capaz de mantener el interés en ese tipo de tiendas, ¿qué pueden esperar otros propietarios más pequeños? Fundamentalmente, lo que lleva tiempo ocurriendo: una deriva hacia convertirse en tiendas de nicho, con un público de edad cada vez más avanzada.

Desde ya hace muchos años, lo primero que le viene a la cabeza a cada vez más personas cuando piensan en comprarse un libro es entrar en Amazon, y ese fenómeno va ocurriendo progresivamente con muchas más categorías, con la excepción de algunas compras en determinadas secciones del supermercado, de la compra de conveniencia (que por su propia naturaleza no tiene tanto sentido en formato online), posiblemente de la moda, y de algún otro experimento, como las peluquerías, que seguramente podamos calificar de anecdótico.

¿Hacia dónde va la distribución física? Es difícil saberlo, pero las decisiones que toma un gigante como Amazon en ese sentido tal vez puedan ser indicativos como pista.

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