Cada día compartimos fotografías nuestras y de otras personas en redes sociales. Este acto tan habitual nos expone a posibles delitos digitales contra la privacidad y la identidad personal. Se trata de un problema que aumenta si consideramos la actual falta de legislación en el ámbito de la inteligencia artificial.
Desde que comenzó el milenio vivimos en la que conocemos como era digital, o sociedad de la información y la comunicación. En esta nueva realidad social, la inteligencia artificial nos permite procesar rápidamente grandes cantidades de datos. Estos cálculos ayudan a conocer las tendencias de los mercados, la opinión pública y los cambios atmosféricos.
Su aplicación a la robótica ha marcado grandes avances en medicina, telecomunicaciones y domótica. Estos cambios han modificado nuestra vida diaria, nuestras viviendas y nuestra interacción con los demás.
A diario confiamos en la inteligencia artificial para realizar tareas automáticas de manera eficaz. En muchos sentidos es superior a la inteligencia humana y por ese motivo confiamos más en ella.
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