Supply chain: La cadena del frío y los nuevos retos postpandemia

Estanterías con cajas

Los hábitos de consumo han cambiado en el último año y medio, y ello ha provocado cambios acelerados en la cadena de suministro, que han afectado especialmente a los sectores alimentario y farmacéutico. La cadena del frío ha cobrado un protagonismo crítico, a causa del reto logístico mayúsculo que ha supuesto el suministro de las vacunas contra la Covid-19, pero también por el crecimiento mundial del mercado de la alimentación refrigerada.

Las compras online han obligado a reforzar las entregas a domicilio, también ha habido que optimizar el servicio a los comercios minoristas, grandes protagonistas durante los largos meses de restricciones de la actividad y la movilidad. Las cadenas de distribución se han visto fuertemente agitadas, y han sido capaces de llevar a cabo una adaptación a circunstancias extraordinarias en tiempo récord.


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Sin embargo, el reto no acaba ahí, puesto que la transformación no es provisional. La cadena de suministro del frío ya no va a volver a la situación anterior a 2020; los cambios han llegado para quedarse, de manera que el reto más importante para las empresas es consolidar toda esa estructura para que sea sólida y adaptable a un ecosistema incierto, propenso a nuevos cambios, en función de la evolución del mercado.

El reto de las instalaciones logísticas

El aumento del comercio online obliga a reforzar la distribución de última milla, la que mayoritariamente tiene lugar en las zonas urbanas. A la hora de plantear las infraestructuras logísticas necesarias, las empresas pueden optar entre readaptar las instalaciones frigoríficas existentes o construirlas desde cero. En una situación de prevalencia del comercio electrónico, una estrategia comercial que opte por instalaciones más pequeñas, situadas cerca de los consumidores, supondrá ahorro de costes logísticos y de transporte. Ahora bien, tanto la construcción desde cero como la readaptación de instalaciones llevan otros costes asociados.

Construir instalaciones nuevas

Un proyecto desde cero facilita implantar el sistema de automatización más adecuado. La construcción de las instalaciones es más sencilla y proporciona margen de planificación, en previsión de futuras adaptaciones. Además, favorece la eficiencia energética.

En su contra, la previsible lejanía de las zonas urbanas y, por tanto, la obligación de desplazamientos más largos; la posible dificultad de encontrar mano de obra cualificada; y la percepción negativa en la sociedad por el impacto ambiental.

Readaptación de instalaciones existentes

Readaptar un edificio normalmente requiere mejoras previas y, por tanto, más tiempo de ejecución. Las limitaciones de espacio pueden afectar a la producción. Además, suele implicar gastos energéticos más altos y las posibilidades de incorporar las tecnologías necesarias para automatizar la cadena del frío pueden verse reducidas por las características de la construcción. En cambio, la actuación conlleva un impacto ambiental menor y contribuye a revitalizar zonas urbanas.

Para optar por una u otra opción, las empresas deben tener en cuenta la importancia de la ubicación, así como el espacio de almacenamiento necesario, la velocidad de rotación del inventario, el coste de la energía, el transporte y la mano de obra cualificada.

El reto del tamaño de las instalaciones

Dimensionar las infraestructuras de la cadena de suministro de productos refrigerados y congelados a las necesidades de nuestro mercado resulta fundamental. Que sean más pequeñas o más grandes puede suponer beneficios en función de a qué requisitos debamos dar respuesta.

Instalaciones pequeñas

Son las idóneas para atender las exigencias de respuesta rápida y próxima que requiere el comercio online. Las instalaciones pequeñas adoptan un sistema radial de distribución y, gracias a la automatización, pueden crear un gran valor y mejorar la productividad. Con una buena planificación, se podrán adaptar al ritmo de crecimiento del negocio.

Instalaciones medianas

Estas instalaciones tienen la capacidad de gestionar necesidades de envío complejas, atender las exigencias de flujos de trabajo y trazabilidad de sectores críticos como el farmacéutico y el alimentario. Las infraestructuras de tamaño medio garantizan que estos productos se mantengan frescos y seguros. No olvidemos que, a consecuencia de la pandemia, la seguridad alimentaria y todas las medidas de prevención asociadas se han extremado. Ser capaz de garantizarlas en todo momento es imprescindible.

Instalaciones grandes

Las instalaciones grandes tienen la ventaja obvia de la mayor capacidad de procesamiento y de facilitar la implementación de las obligaciones normativas. Los sistemas de automatización optimizan el consumo de energía y admiten flujos de trabajo avanzados. Además, permiten aumentar la escala a medida que se almacenan más referencias. Estas ventajas implican, sin embargo, la necesidad de llevar a cabo rigurosos controles de seguridad, tanto en lo que respecta a las condiciones de los alimentos almacenados como a las medidas de bienestar laboral.

SSI Schaefer ha preparado una Guía de mejores prácticas para incrementar la productividad, reducir la mano de obra y aumentar la rentabilidad: lo que hay que saber antes de diseñar un sistema. Se puede consultar este documento pinchando en este enlace.

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