Los precios mundiales de los alimentos básicos han alcanzado los niveles más altos de su historia

Según publica el portal Revista Inforetail los precios mundiales de los alimentos básicos, como los cereales y los aceites vegetales, han alcanzado en 2022 los niveles más altos de su historia, desde que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) comenzó a llevar sus registros en 1961.

El indicador, que refleja la evolución mensual de los precios internacionales de los productos alimentarios más comercializados, ha alcanzado en 2022 un promedio de 143,7 puntos, un 14,3% por encima de su valor promedio del año anterior.


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En 2022, el promedio del índice de precios de los alimentos de la FAO, “ha sido notablemente superior al del año anterior, lo que, además de los grandes aumentos en 2021, ha dado lugar a importantes tensiones y preocupaciones en materia de seguridad alimentaria para los países importadores de alimentos de ingresos más bajos”, señala la FAO.

“Los precios mundiales del trigo y el maíz han alcanzado máximos históricos a lo largo del año. El valor promedio del índice de precios de los aceites vegetales de la FAO para todo el año 2022 ha registrado un nuevo máximo, mientras que el índice de precios de los productos lácteos y el índice de precios de la carne de la FAO han marcado sus niveles anuales más altos desde 1990”, indica la organización en un comunicado.

El economista jefe de la FAO, Máximo Torero, explica que “los precios mundiales de los alimentos se mantienen en niveles elevados, ya que muchos alimentos básicos están cerca de máximos históricos, los precios del arroz están subiendo y todavía existen muchos riesgos asociados con los suministros futuros”.

Impacto de la guerra

La invasión rusa a Ucrania en febrero ha agravado la crisis alimentaria, ya que los dos países eran los principales proveedores mundiales de trigo, cebada, aceite de girasol y otros productos, en especial a naciones de algunas zonas de África, Oriente Medio y Asia que ya padecían hambre.

La guerra también ha afectado a los mercados energéticos y al suministro de fertilizantes, ambos fundamentales para la producción de alimentos.

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