La logística avisa de nuevos desabastecimientos por el colapso en Shanghái

Shangai

El sector advierte que la escasez de productos elevará sus precios

El confinamiento de cuatro semanas en Shanghái y la posibilidad de otro gran encierro en Pekín amenaza con darle la puntilla al sector de la logística, que va de sobresalto en sobresalto desde hace doce meses. Primero fue la crisis marítima de la segunda mitad de 2021, provocada por un exceso de demanda y un acaparamiento de barcos por parte de China, que multiplicó por cinco el precio de los fletes marítimos (el derecho para navegar) y duplicó el tiempo medio de recepción de la mercancía, de cuatro a ocho semanas. El segundo episodio se produjo con el encarecimiento en cadena del petróleo y de todas las materias primas, lo que ha obligado a los clientes a reducir sus pedidos y, por lo tanto, la mercancía a transportar.

El tercer episodio parte del encierro en Shanghái. “La imposición de nuevas restricciones en China supone una puntilla más para el sector de la logística y el transporte, especialmente para el transporte marítimo mundial”, recalca Francisco Aranda, presidente de la patronal logística UNO.


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Anticipa que la paralización del tráfico de contenedores en Shanghai, ciudad que cuenta con el puerto con mayor actividad del mundo “tensionará aún más la cadena global de suministros y lastrará la competitividad de un sector esencial para las economías en el que cualquier cambio, por pequeño que sea, afecta a todos los eslabones de la cadena; y agudizará la inflación a la que nos venimos enfrentando desde hace ya meses”.

Aranda recalca que la crisis se prolongará durante todo 2022 y retoma la idea de reducir la dependencia logística de destinos lejanos y relocalizarla en zonas de proximidad.

Hacia otra cadena de suministro

“Las empresas llevan meses replanificando operaciones continuamente para evitar el desabastecimiento. Por ello, consideramos urgente y necesario que el Gobierno impulse iniciativas que faciliten a fabricantes e industrias poder reubicarse en España para establecer otros puntos de fabricación en zonas más próximas a la demanda. La guerra entre Rusia y Ucrania y la paralización del tráfico de contenedores en China ha acelerado la transformación hacia una cadena de suministro más corta, más próxima al cliente final y que no esté basada básicamente en costes, sino en eficiencia y garantía de aprovisionamiento ante situaciones imprevistas”, recalca.

Aunque distintas patronales consultadas admiten que es todavía pronto para cuantificar el impacto que está teniendo en sus relaciones comerciales la abrupta reducción de la actividad en el puerto de Shanghái, lo cierto es que las primeras estimaciones no son optimistas. El principal puerto del mundo, que superó los 47 millones de contenedores movidos en 2021, y las fábricas de la ciudad de Shanghái, de las que depende en buena parte la producción mundial, se mantienen tensionadas. En los últimos días, empresas como Volkswagen ya han asegurado sentirse “gravemente afectadas”. Algo que ha provocado que se declaren “incapaces” de satisfacer la demanda actual.

Un vez más, malas noticias para el bolsillo de los consumidores, ya que a la ya galopante inflación en España, que roza el 10%, si esta situación de tensión se prolongara varias semanas, la consecuencia lógica será un nuevo repunte de precios.

Con el puerto operando al 25% de su capacidad, la situación amenaza con agravar los problemas en las cadenas de suministro que se generaron a raíz de la pandemia en 2020, y que todavía no han quedado del todo resueltos. A esto se suman las dificultades por las que también atraviesa el transporte por carretera en China, en especial ante un nuevo confinamiento en Pekín. De hecho, se estima que el número de camiones que están operando en Shanghái actualmente es un 20% inferior a lo registrado antes de la pandemia.

 

ALGUNOS DATOS CLAVES

Volumen de tráfico. El puerto de Shanghái es el de mayor tráfico del mundo. El año pasado resgistró un volumen de más de 47 millones de contenedores. De ahí que cualquier distorsión en su funcionamiento impacte en el comercio y la producción de todas las economías mundiales. Los expertos consideran que en la actualidad está operando al 25% de su capacidad, como consecuencia de las duras restricciones impuestas por el Gobierno chino para frenar el enésimo brote de covid.

Ajustes en la producción. Empresas como Volkswagen ya han admitido tener que moderar su producción ante la imposibilidad de sacarla del puerto chino. Pero el problema no es solo de salida. También de entrada. Shanghái recibe materias primas relevantes como níquel o aluminio. Si no llega el flujo que debería, no se procesa la materia para poder crear el producto final.

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