Sostenibilidad: Moda y sostenibilidad: La polución de microfibras plásticas

eco textil

En 1907, Leo Baekeland inventó el «bakelite», un polímero 100 por ciento sintético que revolucionó al mundo con uno de los materiales más versátiles y económicos: el plástico. También fue el inicio de textiles sintéticos como el poliéster y el nylon.

En 1950 la producción de plástico era de 1.5 millones de toneladas, hoy supera los 300 millones. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en inglés) y la Universidad de Newcastle, Australia, calculan para el 2030 un incremento del 40 por ciento en la producción de plástico virgen comparado con el 2000. De las 8.3 mil millones de toneladas de plástico registradas hasta el 2017, solo el 9 por ciento fueron recicladas, el resto ha terminado en bosques, ríos y mares.


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Existen dos fuentes de micro plásticos. La principal se da al ser producidos para productos cosméticos o de aseo personal, la manufactura de productos plásticos o al lavar prendas confeccionadas en telas sintéticas (microfibras). La segunda es el desecho de productos plásticos que, debido a las condiciones ambientales, se fragmentan sin descomponerse. Acorde a Imogen Napper, de la Universidad de Plymouth, Inglaterra, los océanos reciben cada minuto el equivalente a un camión de basura plástica.

Microfibras plásticas en los océanos

Los textiles sintéticos representan el 60 por ciento del total de vestuario: nuestros closets están compuestos, en su mayoría, por plástico. Mientras la población global se acerca a los 9 mil millones de personas, el consumo de «fast fashion» continuará en alza. Technon OrbiChem prevé que para el 2025 la producción de poliéster podría alcanzar las 84 millones de toneladas.

Al lavar prendas confeccionadas con textiles sintéticos estas liberan, debido a la fricción en la lavadora, entre miles y millones de microfibras plásticas de menos de cinco milímetros, imposibles de capturar en los filtros, siguiendo el curso del agua en alcantarillados hasta llegar a ríos y océanos. Se estima que las microfibras causan 16 veces más contaminación plástica que las micropartículas empleadas en cosméticos y productos de aseo.

Los polímeros contienen, además, aditivos para mejorar la flexibilidad, agentes antimicrobios y químicos. La industria textil-confección emplea más de ocho mil químicos sintéticos durante procesos de teñido y acabado, entre otros.

Debido a la dificultad para identificar las microfibras textiles, el problema se desconoció por largo tiempo, pero la polución generada por estas se ha convertido en tema de interés de la academia y organizaciones civiles.

Consecuencias para la salud

Los peces no diferencian entre alimento y microfibras, y, una vez estas son ingeridas, los peces pueden sufrir bloqueos gastrointestinales, heridas físicas o cambios en los niveles de oxígeno, impactando el crecimiento y la reproducción hasta crear un desbalance en el ecosistema; peces y mariscos son parte de la cadena alimenticia humana. También se han encontrado microfibras en el agua potable y en productos como miel y sal.

La Universidad de Newcastle, Australia, encontró que una persona promedio ingiere alrededor de cinco gramos de plástico a la semana, una cifra que puede variar según los hábitos de alimentación. Según investigadores, esto puede generar infecciones gastrointestinales, daños en los órganos, afectar el sistema reproductivo, deterioro en la inmunidad, disrupción endocrina e, incluso, entrar al sistema vascular.

Antonio Ragusa, del hospital San Giovanni Calibita Fatebenefratelli en Roma, Italia, encontró micropartículas plásticas en el exterior e interior de la placenta de cuatro mujeres con embarazos y partos saludables Esto puede representar posibles complicaciones en el desarrollo del sistema inmune del feto.

Las microfibras también pueden ser inhaladas, ingresando directamente a los pulmones, siendo más vulnerables los trabajadores de la industria textil y de confección. La posibilidad de desarrollar tumores cancerígenos no se descarta.

¿Qué hacer?

Expertos coinciden que en el 2050 los océanos tendrán más plástico que vida marina. Detener la polución y evitar la continua destrucción de los océanos es una prioridad.

Algunas recomendaciones son el uso de detergente líquido, lavar a temperatura baja y con la máxima capacidad de la lavadora, evitar el uso de la secadora, usar una bolsa Guppy o Cora Ball -ambos diseñados para capturar microfibras- y lavar con menor frecuencia. Un correcto desecho de las prendas también evitaría su llegada a la naturaleza. Y siempre está la opción de usar fibras naturales como algodón, viscosa, bambú o cáñamo.

Desde el 2014, Patagonia investiga las microfibras en los océanos. Para esto contrató a “Ocean Wise’s Plastic Lab” con la intención de conocer con mayor detalle estas “pequeñas partículas textiles liberadas a lo largo de la vida de las prendas.” Esto ha llevado a la observación de que no todos los textiles sintéticos liberan microfibras de la misma forma, cantidad, ni frecuencia y que la construcción de la fibra y los textiles, al igual que el acabado, tipo y calidad de la tela, pueden influenciar la cantidad de las fibras liberadas al lavar las prendas. Estos descubrimientos son importantes, parte de la solución está en el diseño textil. El interés de Patagonia está en encontrar soluciones basadas en la ciencia.

La poco conocida campaña global #WhatIsInMyWash ha asumido la tarea de buscar evidencia científica para educar y brindar consejos útiles a consumidores, y motivar a marcas e industrias a tomar acción frente a las microfibras plásticas.

Una mayor consciencia aportaría a buscar posibles alternativas y soluciones. Nuevos desarrollos tecnológicos como textiles amigables con el medio ambiente y filtros que capturen el 100 por ciento de las microfibras son requeridos con urgencia. A partir del 2025, en Francia, todas las nuevas lavadoras deberán introducir un filtro para capturar las microfibras.

Los gobiernos son actores esenciales al momento de exigir responsabilidad de reducir la polución de microfibras. WWF sugiere un acuerdo internacional con definición de metas claras, reducir la producción de plástico virgen e incrementar el reciclaje. Políticas de responsabilidad extendida del productor y un correcto etiquetado donde se advierta sobre la polución plástica al lavar las prendas son más urgentes que nunca. El consumidor y las marcas jugarán un papel fundamental en la reducción de la polución generada por las microfibras para evitar una gigante sopa plástica en nuestros océanos.

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