Sostenibilidad: La moda sostenible a la vanguardia

El modelo de producción del «Slow fashion» es fundamental para el futuro del planeta.

El slow fashion no es solo una tendencia, es un modo de concebir la moda conscientemente, siendo sensibles con el entorno, los trabajadores y los consumidores. Este concepto nace en contraposición al fast fashion o moda desechable que se caracteriza por comprar y botar, fomentando un acelerado proceso de producción masiva que deja de lado la sostenibilidad.


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Salvatore Ferragamo es una marca que gestiona el slow fashion, también conocido como moda ética, desde su concepción hace ya casi 100 años. Así, el diseño, la anatomía, los materiales, la mano de obra, los derechos laborales, el packaging ecológico, entre otros, cobran mayor importancia en la elaboración de cada prenda o accesorio.

“Nuestra operación y producción cumple con las mejores prácticas globales. Siempre ha puesto la sostenibilidad social y medioambiental en el centro de sus políticas de desarrollo y a lo largo de la cadena de valor”, señala Carmen Cruz, country manager de esta marca en Ecuador. Como experta en fashion design, Cruz considera que toda marca o diseñador que quiera impactar positivamente en las generaciones actuales debe basar sus colecciones en la calidad y longevidad de las prendas, reducir la huella de carbono y crear piezas que estén alineadas a las nuevas realidades.

La moda lenta propone una desaceleración, es decir ponerle un freno al consumo desmedido que ha colocado a la industria textil en la segunda más contaminante del planeta.  El slow fashion es una práctica intencionada que busca asegurar la calidad de cada producto, concebido como obra de arte, para que sea sostenible en el tiempo, revalorizando lo hecho a mano conjugado con la exclusividad.

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