Sostenibilidad: El desafío del sistema de salud es la sostenibilidad

Tras más de ocho meses en la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollos, su presidenta, Janeth Giha, hace un balance.

Desde el 28 de enero, Janeth Giha tomó las riendas de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo, Afidro, que agrupa a las principales farmacéuticas multinacionales en el país.


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Llegó con el objetivo de propiciar un ecosistema favorable a la innovación, el acceso a medicamentos de calidad, velar por la integridad, la reputación y la ética en la industria, y ser agentes de cambio para construir un mejor sistema de salud financieramente sostenible.

(Afidro pide modificaciones a la nueva regulación de precios de medicamentos). 

La directiva habló de los retos latentes y de las soluciones que ya se están implantando para generar los cambios.

¿En que han estado trabajando en el gremio?

Desde el inicio, yo siento que llegué en una coyuntura interesante, con gerentes enfocados en como nos convertimos en aliados del sistema de salud en el país y nos estamos comportando como tal. Hemos nutrido la agenda y trabajamos en varios frentes. Entendimos que el sistema tiene un problema de sostenibilidad, también que si nuestro enfoque es la innovación hay que fomentarla y que se debe dar respuestas a temas coyunturales como la migración venezolana.

Además hay otras iniciativas que se siguen desarrollando, pero esos tres han sido nuestros focos.

¿Cuál es el norte que tiene Afidro y a dónde apunta?

En la sostenibilidad del sistema está el mayor desafío que tiene el país y no solo pasa acá, este debate es internacional. Muchos sistemas de salud, incluso los más avanzados también tienen ese tipo de retos y también hay gran cantidad de buenas prácticas que se pueden aplicar con cambios y que respondan a nuestra realidad.

Realmente lo que hicimos fue involucrar personas diferentes, porque por años hemos estado los mismos, escuchando las mismas voces y ahí era más difícil sacar ideas nuevas e innovadoras. Por eso gestionamos una hackathon por el sistema con Innpulsa y la Universidad del Bosque. Salieron 7 iniciativas premiadas y allí hubo desde las aplicaciones para el autocuidado hasta el usar bonos de carbono para financiar el sistema de salud.

Estas ideas se dieron desde 19 entidades, universidades y así hubo nutrición y trazabilidad desde lo publico y lo privado.

Ahora tendremos una rueda de negocios con estas iniciativas, luego se socializará con el gobierno y también se compartirá con el país para, desde todos lados, aportarle al sistema haciéndolo sostenible, con nuevas fuentes de recursos, mejorando eficientemente lo que se tiene y también con la corresponsabilidad del autocuidado.

¿Cómo está el país en la investigación clínica?

Esta es una industria que requiere innovación permanente. Lo importante sería que esos desarrollos estén en Colombia y que llegue a las realidades de los usuarios. Aún hoy el país tiene un gran reto en todo lo que tiene que ver con desarrollo e investigación, en capacidades, en recursos y proyectos que efectivamente lleguen a su estado final.

Por eso cualquier esfuerzo para apuntarle a esto será clave para Colombia. Nosotros lo entendimos y la meta es que acá se haga mayor investigación clínica para fomentar el desarrollo y la innovación. Acá vemos que tiene tres grandes beneficios, el primero es en la salud porque estamos trayendo nuevos tratamientos y medicamentos para las patologías, y hacerlo de una mejor manera, en casos en que significa la vida o la muerte, o en dónde son la única respuesta.

El segundo efecto lo tiene en la misma innovación e investigación, pues al traer lo último al país, hacemos que crezca la información y el conocimiento.

El tercer beneficio tiene que ver con la inversión que jalona el sector y la generación de empleo.

¿Cómo han cambiado las cosas respecto a la inversión?

Lo que ha venido pasando es que en los ultimos cinco años se han destinado recursos por el orden de los 500.000 millones de pesos, se han generado casi 5.000 empleos y cada año hemos tenido en promedio 88 estudios clínicos.

Estos estudios se han en oncología, reumatología, oftalmología, psiquiatría, en enfermedades huérfanas y vacunas.

Cada año son 100.000 millones de pesos, pero Colombia tuvo un pico de investigación en el 2013 con cerca de 200 estudios y desde ese año empezaron a bajar. Eso sucedió por cambios en los trámites y en los procesos de reglamentación de Invima.

En mi llegada a la entidad, en el Plan de Desarrollo se incluyó la investigación clínica y se estableció que se debía generar una política que la incentivara, con este diagnóstico previo empezamos a trabajar como industria para mejorar los tramites y alcanzar las metas.

Nosotros comparamos que el proceso en un país como Argentina y allí tardan 60 días preparando un estudio, nosotros nos demoramos entre 100 y 180 días con el Invima y no son los únicos de la cadena, también hay procesos largos en los comités de ética y demás eslabones.

Colombia tiene que cambiar y mejorar esto si quiere ser atractivo y competitivo en este aspecto, de hecho Procolombia evaluó el caso y el principal motivo es la demora en los trámites el que se muestra como un obstáculo.

Cuando una casa matriz , de las empresas que hacen parte de Afidro lanza una convocatoria, lo hace al mismo tiempo en el mundo, pero hay que especificar las fechas trámites, número de pacientes y demás, así se define a que país es mejor ir y en dónde será más provechoso el estudio. Si nosotros queremos estar entre los grandes, debemos mejorar en nuestros tiempos podremos capturar más inversión. Nuestro problema no son los pacientes o el interés y es algo que se puede lograr al cabo de un año o dos.

El Invima tiene la intención de mejorar los tiempos y ya se ven algunas mejoras. Necesitamos ser más efectivos, en esto estamos trabajando, no hay resultados inmediatos porque es un proceso.

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