El camino de Uruguay hacia la sostenibilidad

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Bajo la óptica de diversas organizaciones que intentan medir la sostenibilidad de los países, queda demostrado que hay mucho camino por recorrer para que alcancen la sostenibilidad.

Vale la pena comenzar con una consideración respecto a las palabras “sustentable” y “sostenible”, que pueden ser utilizadas como adjetivo de diversos productos, servicios, industrias, o incluso para referirse al desempeño de un país, ciudad o región.

Los términos sustentable y sostenible tienen ciertas coincidencias y puntos de ruptura dependiendo de su aplicación. Una de las críticas que se suscitan a la hora de ser rigurosos en las definiciones de estos conceptos es la diferencia que hacen los economistas y los ambientalistas.


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De hecho, hay autores que afirman que ambos conceptos siguen en construcción. Por ejemplo, hay autores que indican que el desarrollo sostenible es aquel que puede mantener o sostener el equilibrio en la parte social, económica y ambiental; mientras que el desarrollo sustentable, es el tipo de desarrollo que genera una mejor calidad de vida, sin afectar la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras. Pero bajo esta óptica, ¿es posible un desarrollo sustentable sin sostener el equilibrio en la parte social, económica y ambiental? Esta pregunta representa uno de los principales argumentos de las corrientes de pensamiento a favor del uso no diferenciado de estos términos.

En definitiva, depende del cristal con que se mire. Hay estudios que argumentan que en Latinoamérica ambos términos se emplean de manera indistinta [1], mientras que otros, afirman que “si bien tienen aristas comunes, lo sustentable hace relación a la armonía existente entre lo económico, lo social, lo ambiental con el sistema de valores, en tanto que lo sostenible considera cada uno de dichos subsistemas por separado” [2].
Por otro lado, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la cual participa Uruguay, adoptó en setiembre de 2015 la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este plan de acción considera aspectos ambientales, sociales y económicos y los enmarca en los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Dicho plan de acción está conformado por 17 objetivos con 169 metas asociadas y sus respectivos indicadores. Esta mirada de las Naciones Unidas implica una armonía entre las tres dimensiones antes mencionadas.

Posicionamiento de Uruguay en diversos índices de sostenibilidad

Teniendo en cuenta la definición de desarrollo sostenible, establecida por los países miembros de las Naciones Unidas, se analiza a continuación diversos rankings vinculados al concepto y la posición de Uruguay respecto al resto de los países evaluados.

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En el caso del ranking de países que reportan los ODS, Uruguay alcanza el puesto 41 de 135. El ranking se conforma por una serie de indicadores con sus respectivas metas asociadas que, de cumplirlas, se alcanza un valor total de 100 puntos. Según los datos de febrero 2022, Uruguay (74.55 pts.) se encuentra por encima de países como China (72.6 pts.) y Luxemburgo (74.21 pts.). El primer país de la lista, Finlandia, alcanza 85.9 puntos de los 100 disponibles. Es decir, ningún país ha podido alcanzar los ODS en el 2022 y quedan tan solo 8 años para lograrlo.

Por otro lado, el Global Sustainable Competitiveness Index (GSCI), que mide a través de 131 indicadores la capacidad de generar y mantener riqueza “inclusiva”, sin disminuir la capacidad futura de mantener o aumentar los niveles de riqueza actuales, coloca a Uruguay en el puesto 34 de 180 países evaluados. En este ranking, sorprende que Uruguay se encuentra por encima de Canadá (37) y Australia (47).

Analizando en mayor profundidad los indicadores que utiliza el GSCI se puede entender el motivo. Si bien el modelo considera dimensiones «típicas» en la medición de sostenibilidad (como la gobernanza, el capital social, natural e intelectual) incorpora la eficiencia en el manejo de recursos naturales como uno de sus subíndices. En este subíndice, Uruguay alcanza el puesto 7 de 180, luego de países como Kenia, El Salvador y la República Democrática del Congo (este último en el puesto 158 de 165 en el ranking de los ODS).

Este subíndice tiene como objetivo medir la capacidad de gestionar los recursos disponibles (naturales, humanos y financieros) de manera eficiente, independientemente de si el capital es escaso o abundante. Es decir, independientemente de que un país posea o no recursos dentro de sus fronteras, la eficiencia en el uso de los recursos, ya sean nacionales o importados, es un factor de costo que afecta la competitividad y, por lo tanto, la riqueza de las naciones.

Bajo esta mirada, la sobreexplotación de los recursos naturales existentes afecta el capital natural del país y su capacidad para mantener a su población y economía con los recursos necesarios en el futuro. La sobreexplotación de recursos naturales es entonces la principal razón por la que países como Canadá y Australia, son menos sostenibles que Uruguay, según el GSCI.

El camino de Uruguay hacia la sostenibilidad

Lo antes expuesto muestra que la sustentabilidad y sostenibilidad dependen de los indicadores fijados para su medición, y el peso que se asigne a cada uno de ellos. No es posible hablar de sustentabilidad o sostenibilidad fuera de un marco que establezca de forma clara que es lo que ello implica.

Si bien la sustentabilidad es una temática cada vez más relevante en Uruguay, en comparación con el resto del mundo, existen grandes divergencias tanto en la velocidad del progreso como en los tipos de acciones que se establecen con el fin de alcanzar las metas asociadas y la forma en que se miden. Es probable que alcanzar un desarrollo sostenible implique cambios de paradigma que la sociedad debe acompañar y no sea pertinente únicamente a un gobierno electo.

En la actualidad, Uruguay enfrenta importantes desafíos en términos ambientales. Algunos modelos económicos, como el desarrollado por economista inglesa Kate Raworth, conocido como modelo de la “Donut”, muestra que Uruguay debe atender con urgencia los problemas vinculados al uso de fertilizantes, el consumo de materias primas y la huella ecológica, que ya han sobrepasado de manera sustancial los limites recomendados. Asimismo, la problemática de estos factores ambientales viene en aumento desde 1992 [3].

Por otro lado, según el mismo modelo, Uruguay se encuentra por debajo de los valores de emisiones de CO2 de referencia. Esto invita a reflexionar acerca del espectro de temas que, de no atender, impedirán alcanzar un desarrollo sostenible en el corto y mediano plazo, más allá de los objetivos de descarbonización.

En resumen, los términos sostenibles y sustentable se utilizan como sinónimos, siguiendo estándares internacionales, o como estrategia de marketing, dificultando su aplicación y comprensión fuera de un contexto que los contenga. Sin embargo, el simple hecho de discutirlo enriquece de manera sustancial la forma en que los países, ciudades o negocios enfocan su gestión.

En definitiva, bajo la óptica de diversas organizaciones que intentan medir la sostenibilidad de los países, queda demostrado que hay mucho camino por recorrer para que los mismos alcancen la sostenibilidad. Uruguay no escapa a esta conclusión, si bien alcanza puestos de relevancia en comparación con países de la región e incluso, en algunos casos, con países desarrollados.

(*) Alejo Silvarrey, investigador del Observatorio de Energía y Desarrollo Sustentable (UCU)

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