Impacto económico e historia del «Viernes Negro»

Black Friday

Impacto económico e historia del «Viernes Negro»

A medida que la temporada navideña se acerca, reaparece el Black Friday o Viernes Negro, marcando el inicio del frenesí de compras de fin de año. Este día, conocido por su caos y descuentos colosales, se ha convertido en un fenómeno cultural arraigado profundamente en el tejido del consumismo en todo el mundo. Pero, ¿cómo surgió esta extravagancia minorista y qué impacto ejerce realmente?


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Las raíces del Viernes Negro se remontan a Filadelfia en la década de 1950. Inicialmente, el término estaba asociado con el tráfico disruptivo de peatones y vehículos causado por los compradores que acudían a las tiendas el día después del Día de Acción de Gracias. La policía usaba «Viernes Negro» para describir el pandemonio que se producía. Con el tiempo, los minoristas adoptaron el término, remodelando su narrativa para significar ganancias pasando de estar «en números rojos» a «en números negros», señalando la rentabilidad.

 

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Aunque su etimología reside en la jerga local, la transformación del Viernes Negro en un evento nacional surgió a finales del siglo XX. Los minoristas vieron una oportunidad para iniciar la temporada de compras navideñas, ofreciendo descuentos sustanciales para atraer a los consumidores y aumentar las ventas de fin de año.

El impacto del Viernes Negro se extiende mucho más allá de los precios rebajados y las multitudes de compradores. Representa un cambio sísmico en el comportamiento del consumidor y el panorama minorista. Las intensas campañas de marketing y las ofertas irresistibles han creado un sentido de urgencia, llevando a los consumidores a acampar afuera de las tiendas o buscar frenéticamente en línea para aprovechar ofertas de tiempo limitado.

Además, el Viernes Negro ha invadido cada vez más el propio Día de Acción de Gracias, con tiendas que abren más temprano cada año. Esta invasión ha suscitado debates sobre la intrusión del consumismo en la sacralidad de la festividad y el costo que implica para los trabajadores minoristas, obligados a renunciar al tiempo en familia para atender a los ansiosos compradores.

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