Colombia, atractiva para iniciar emprendimientos, apoyar nuevos negocios durante tiempos difíciles, un componente clave para promover el espíritu empresarial.
De acuerdo con los resultados del informe de Global Entrepreneurship Monitor (GEM), Colombia, sigue siendo un país llamativo para emprender. A nivel global, el país ocupa el puesto 25 (entre 50 países), en 2020 estaba en el puesto 35.
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Esta clasificación se basa en el índice nacional sobre el contexto empresarial, que ordena a los países con las mejores condiciones para emprendimiento. Es decir, a pesar de las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, el estado promedio de todas las condiciones estructurales del entorno para la actividad empresarial ha venido mejorando en los últimos tres años.
Sin embargo, destacan que durante el periodo comprendido entre 2017 y 2020, la intención de emprender de los colombianos disminuyó en un 30 %. Además, los emprendimientos nuevos y los establecidos disminuyeron un 3 % y un 7 % respectivamente.
Entre los factores que se destacan para explicar el interés que el país cafetero despierta pesa las buenas políticas fiscales, estabilidad política y seguridad jurídica. Así como su ubicación geográfica.
Como conclusiones el informe detalla que el tejido empresarial colombiano, de acuerdo con los datos recabados nacionalmente en 2021 por el Global Entrepreneurship Monitor, si bien sufrió una importante reestructuración tanto en tamaño como en la propensión también mejoró en las características productivas y empresariales de los nuevos emprendimientos que se están generando.
En cuanto a la tarea para el Estado recomiendan que las políticas públicas y los programas de Gobierno deben estar más enfocados a promover la creación de nuevas empresas con intención exportadora que generen empleo y aporten en innovación en sectores estratégicos para la economía.
Y que el enfoque de sostenibilidad, direccionado hacia sectores como el de las energías alternativas, industria 4.0 y emprendimientos sociales, cobra cada vez más relevancia, por lo cual las políticas que se orienten hacia dichos sectores deben estar acompañadas de un ecosistema de financiación y fortalecimiento empresarial acorde con dicha realidad.
