En febrero de 2023, las noticias narraban la historia de un hombre que terminó enamorándose de una inteligencia artificial. Allí, el perfume a Her, el film de Spike Jonze, tomaba cuerpo y bytes: los sentimientos pueden brotar, también, cuando enfrente se tiene a IAs.
A caballo del avance de las nuevas tecnologías algorítmicas, una agencia comenzó a desarrollar modelos generadas por IA y, a fuerza de likes, comentarios y compartidas, se convirtieron en un hit digital instantáneo.
El proyecto de The Clueless comenzó en mayo de 2023 cuando Diana Núñez Morales y Rubén Cruz López hicieron un estudio de mercado testeando la inteligencia artificial.
Afincados en Barcelona, Núñez Morales y Cruz venían de una experiencia positiva en Benana Creative Studio, su agencia de comunicación, y pensaron que las modelos hechas con IA podrían “abaratar costes a la hora de trabajar con influencers para sus publicidades y campañas”.
Modelos de belleza
Entre las ventajas, Núñez Morales, co-fundadora de The Clueless, advierte que trabajar con modelos hechas con IA “sale más económico que con las influencers de carne y hueso”.
De esta manera, dice, las pequeñas marcas que quieran promocionar sus productos o servicios “acceden con más facilidad porque, al ser virtuales, no tienen condiciones exigentes a la hora de realizar sus sesiones de fotos, no dependen del clima, ni de si ese día se encuentran mal”.
The Clueless maneja entre sus modelos un estilo de belleza, digamos, estereotípica. Y, según reconoce la co-fundadora, esto obedece a que “la IA es una herramienta que se nutre de miles y millones de imágenes que se encuentran en Internet, que –por suerte o desgracia- el 84% son mujeres bellas, que cumplen los estereotipos de estos tiempos”.
Influencers reales versus influencers IA
Asimismo, en la creación de personalidades de estas celebridades líquidas, The Clueless trabaja sobre discursos alineados a la diversidad: “Nuestra idea es tener una agencia de modelos inclusiva, con personas con cuerpos menos normativos, otras más normativas, otras que incluyan al sector LGTBIQ+”.
—¿Reciben críticas sobre el potencial reemplazo de los “trabajos convencionalmente humanos” por parte de las modelos IA?
—Por el momento no, ninguno. Y no vamos a reemplazar a los trabajos tradicionales: al revés, se van a crear nuevos puestos de trabajo, y se va a convivir con su competencia directa, las influencers reales. Pasará como cuando salieron los libros digitales: todo el mundo decía que los libros físicos se iban a extinguir y, al final, han aprendido a convivir.
Entre sus creaciones más exitosas se encuentra Aitana López (¿el AI de “Aitana” será casualidad?), una influencer IA sorprendentemente bella, un personaje fashionista que en su biografía refleja sus “gustos” juveniles: “gamer”, “fitness” y “cosplay lover”. Entretanto, esta celebridad hi-tech ya acumula unos 112.000 seguidores en Instagram.
“El éxito de Aitana se basa en que hemos creado una personalidad fuerte, marcada y que conseguimos reflejarla muy bien en sus imágenes, textos y stories. Le hemos creado una vida alrededor, que sus seguidores esperan impacientes. Además, de que consigue transmitir su personalidad con su mirada. Y, obviamente, porque luce muy bella”, desgrana Núñez Morales.
Por estos días, las redes de Aitana mezclan fotos frescas, con otras con poca ropa y algunos anuncios relacionados con la restauración y otros, también, con el sector inmobiliario. “Nos costó pero, gracias a su engagement, las marcas se arriesgaron y acertaron con nosotros”.
Que la inocencia te valga
Para diseñar a las modelos, desde The Clueless realizan estudios de mercado sobre tendencias y revuelven ideas en tópicos sociales, musicales, artísticos, filosóficos, mediáticos y hasta políticos.
—Si bien sus biografías anuncian que son modelos hechas por IA, ¿hay malentendidos entre sus seguidores? ¿Hay gente que piensa que son reales?
—Sí, pero cada vez menos. A día de hoy, todavía sigue habiendo gente que se piensa que son reales, e interactúan con ellas como si lo fueran, cuando en todo momento nosotros lo explicamos…
A imagen y semejanza
Trabajadas bajo las mentes algorítmicas de las computadoras y delineadas en sintonía con las mañas de los fotomontajes, sus creadores plantan bandera sobre su trabajo y pintan el escenario del futuro: “El mundo tradicional de la moda deberá apostar por este nuevo horizonte, arriesgar y trabajar con ellas, ya que son el futuro”.
Incluso, a pesar de tratarse de procesos costosos, esta agencia de modelos digitales podría comenzar a hacer modelos IA a la carta. “Podríamos, claro, pero con algunas limitaciones”, confiesa Núñez Morales, quien ya apuesta en Maia Lima, su nueva creación, como la próxima gran modelo líquida configurada entre ceros y unos.
Vea también: «TwoJeys» salta fuera de España
“Maia Lima es argentina y más tímida y reservada que Aitana. Le gusta la fotografía, le encanta estar a la moda y deja salir su creatividad con sus make-up. Es apasionada del arte y, sobre todo, una modelo discreta pero brillante”, describe la creativa.
Por estos días, también, The Clueless está trabajando en que sus modelos puedan hablar y moverse por sí solas. Y, además, están diseñando una AI model curvy.
El futuro de la moda (la moda del futuro)
Así las cosas, la fantasía húmeda y distópica de Black Mirror encuentra cauce en estas experiencias –algo pop, otro tanto futuristas, otras tanto salvajes- y pone a Instagram –y a la moda, y a las marcas, y a los empleos, y al futuro, y al consumo, y a tooodo– frente a una realidad tan asfixiante como alucinante.
“La verdad que recibimos bien las críticas cuando nos dicen que es un avance de una ‘realidad Black Mirror’. Lo recibimos como un piropo, ya que formar parte de la historia de la tecnología o de la innovación es siempre bienvenido”, cierra Núñez Morales.
Los frágiles bordes que delimitan la fantasía y la realidad van moviéndose y los contornos emocionales se entregan con sencillez a la aventura del like: caer en la tentación de enamorarse de Aitana o de Maia es, ahora mismo, lo más fácil del mundo. Y esa dopamina, esa satisfacción química que liberamos cada vez que damos “me gusta”, no es otra cosa que el mismísimo Black Mirror mirándonos de frente.
Puedes leer la nota aquí
