Giovanni Scutaro: Mucho más que un Diseñador de Modas

De acuerdo al portal de noticias eldiario.com

Detrás de esa figura sonriente y aplaudida por la multitud se esconden historias.

Para la nostalgia también hay cabida. Sus padres fueron, en vida, las primeras personas que le aplaudían en primera fila durante sus desfiles. La familia, la religión y las “energías” marcan su vida y su día a día. Del seno de su familia italo-venezolana heredó una serie de buenas prácticas y costumbres que no ha abandonado con el tiempo. Scutaro se considera una persona sencilla y humilde: “no me siento más que nadie”, destaca.


Banner_frasco-suscripcion-800x250

Los primeros bocetos de Giovanni Scutaro
Tuvo una abuela que fue “implacable”. Ella le decía: “cuando usted sienta que los pies no están en el piso, busque tocar el suelo. Eso es muy importante, estar aterrizado todo el tiempo”. Nació en San Cristóbal (Táchira) y de niño se mudó a Caracas. En esa ciudad, que vivía una etapa de pleno apogeo económico y democrático.

Vivió en una familia de clase media. De su infancia conserva tres juguetes que le quedaron: un perro, un gato y un caballo. Una anécdota viene a su mente al hablar de esos años. “Siempre me gustaba que me disfrazaran en carnavales y toda la vida quise un traje de Superman. El día que lo estrené, lo rompí por lo gordo que era; siempre lo recuerdo. Era un niño de siete años de edad y lloré muchísimo con mi traje roto, que luego tuvieron que coser. Es un traje que aún conservo”, narra Giovanni Scutaro.

Su niñez transcurrió entre viajes y miradas hacia lo que ocurría a su alrededor. La moda del momento lo inspiró y de allí nacieron sus primeros bocetos. Scutaro siempre trataba de andar “de punta en blanco” con algunos diseños hechos por él mismo.

Bordando un futuro
“¡Muy difícil!”, así catalogó su juventud luego de que decidiera dedicarse de lleno a la confección y el diseño de modas. “Fue difícil porque soy el único hijo varón y en esa época decir que ibas a ser diseñador de moda implicaba que fueras gay. Para mi papá eso fue una condena. Él me dio la espalda”.

En su adolescencia, impulsado por los consejos de sus padres de formarse en un área “productiva”, estudió Administración en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Egresó a los 21 años de edad. Luego de graduarse, se fue a hacer un máster en Finanzas en Milán (Italia); pero no lo hizo.

En su lugar, se puso a estudiar Diseño de Modas, que era lo que verdaderamente le gustaba, en el Instituto Saint Michelle. En una ocasión, su padre llegó a visitarlo y se encontró con sus bocetos. Él intentó convencer a Giovanni de regresar a Venezuela, pero este se negó. Desde entonces debió emprender su vida de adulto en solitario. Sin la ayuda económica de su familia.

“Aprendí a que hay que educar. A mí me tenían que querer por lo que yo era y no por lo que querían que fuera. Y así fue”, agrega Scutaro. Su papá aceptó su carrera y su vida en el momento en que la firma Giovanni Scutaro se hizo famosa y reconocida. “Allí me dijo, quiero que regreses a la casa”, comenta el diseñador.

La incesante búsqueda de la perfección
De esa juventud Giovanni conservó la alegría, los buenos momentos y el carácter de su abuela. Ahora busca la perfección en cada pieza. “Con mi trabajo soy muy estricto. El primero en castigarme soy yo. El primer crítico de mi trabajo soy yo. He mandado a desarmar vestidos que no me gustan. Eso me ha ayudado mucho porque sé dónde debo estar parado y aprendí muchísimas lecciones”, destaca Scutaro.

Su día a día comienza en el gimnasio. Comenta que, luego de haber pesado hasta 120 kilos, su prioridad es él mismo y su bienestar. “Llegó un momento que no hacía más que trabajar y descubrí que no tenía tiempo para mi. ¿Y yo para cuándo?”, se cuestiona. Luego va al atelier, chequea lo que está en producción y revisa lo que está pendiente por entregar.

Vestir al presidente Carlos Andrés Pérez, el despegue de la firma Scutaro
En el año 1988, en Venezuela, con dos títulos en mano, Giovanni Scutaro estaba listo para iniciar su carrera. Empezó con la moda masculina. Sus flux entraban en un mercado demandante en el que predominaba el formalismo como forma de vestir. Por recomendación llegaría a crear una línea de chaquetas durante la campaña de un político adeco que buscaba un segundo mandato.

El Sambil y el inicio de la moda femenina
“Luego de montar la tienda en el Sambil me digo: ‘qué hago aquí porque esto es muy grande’. Pensé y decidí que el primer piso sería de dama. Arranqué haciendo la sastrería para ellas, pero eso no tuvo éxito. Descubrí que la mujer quería un traje de fiesta, un vestido. Al ver esto, retiré todo lo que estaba haciendo y comencé a hacer todo lo que hacían mis colegas, trajes de novia, cócteles y de boda”, explica.

Giovanni Scutaro se dio cuenta de que tenía un mercado creciente que solo poco más de cuatro diseñadores tenían copado. Entendió que “las mujeres son las que más gastan” y a esa idea se le unió la de crear una musa a la que todos miraran con sus diseños.

De jurado a diseñador del Miss Venezuela
En los años 1990, Scutaro se topó con Osmel Sousa. Ese hacedor de misses lo llevaría al certamen de belleza más importante del país. En 1992 fue jurado del Miss Venezuela. A su lado estuvo la cantante cubana Celia Cruz. “No lo podía creer, me sentía en las nubes. Nos hicimos súper panas, era una señora encantadora, echadera de broma”, recuerda.

Desde entonces y, ante los buenos ratos, le agradaba acudir a seleccionar a la soberana de la belleza nacional. Scutaro menciona que es el único diseñador que estuvo 10 veces de jurado. Y en la primera década de los 2000 empezó su línea de damas y comenzó formalmente a vestir a candidatas al Miss Venezuela.

La llegada del nuevo siglo y la materialización de sus musas
Recuerda a Dayana Mendoza, Miss Venezuela 2007 y Miss Universo 2008, como una de las misses favoritas a las que ha vestido. Su musa en carne y hueso. “Osmel me dice: ‘de dónde sacaste a esta niña’. Yo le dije que ella era modelo, trabajó en Milán y estuvo cinco años trabajando conmigo haciendo campañas”. Scutaro estaba consciente de que cuando Osmel “le ponía el ojo a una candidata, era porque iba a ganar”.

A pesar de que a Mendoza no le gustaba ese mundo de fijador, maquillaje y vestidos, la convenció y ganó. “Ella para mí fue una reina emblemática porque era renuente a todo ese mundo”, así recuerda Giovanni Scutaro a Dayana Mendoza, a quien considera una “muy buena amiga”. Al igual que las reinas de belleza y los mandatarios nacionales, Scutaro también ha vestido a otras personalidades del entretenimiento en la región.

Ese hombre sonriente que posa entre las misses ya hizo su trabajo. Pasadas las 10:00 pm los aplausos por su colección primavera-verano inundan la Quinta Esmeralda. Giovanni Scutaro se retira, no sin antes agradecer y persignarse ante un nuevo éxito. “Yo creo que el diseñador nace en el momento en que tú sin ver la marca lo reconoces. Yo he logrado eso, que cuando la gente se ponga un vestido de mi firma diga que es Scutaro”, resalta el diseñador.

Banner_azules
Reciba las últimas noticias de la industria en su casilla:

Suscribirse ✉