«Coco Chanel» es admirada en Londres por su estilo y visión de la moda

Coco Chanel

El Victoria & Albert reúne la mayor colección de piezas de la diseñadora francesa y la BBC le dedica un documental.

Gabrielle ‘Coco’ Chanel siempre tuvo un pie al otro lado del Canal de la Mancha. Anglófila por naturaleza, su primer gran amor fue un jugador de polo inglés, Arthur ‘Boy’ Capel, el mismo que catapultó su carrera con la apertura de su tienda Rue de Cambon, 31, allá por 1910. Durante 10 años, Chanel fue amante del Duque de Westminster, Hugh Grosvenor, uno de los hombres más ricos del Reino Unido. Y eso por no hablar de su amistad con Winston Churchill, que la definió como «una mujer apta para gobernar a un hombre o a un imperio».


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Chanel tuvo también un amor inconfesable en las islas británicas: el tweed, ese tejido de lana áspera y resistente, que descubrió precisamente en las cacerías por tierras escocesas y que explotó en los años 20 gracias a su relación (profesional) con William Linton. «Fui yo quien enseñó a los escoceses a fabricar tweeds ligeros, y me costó mucho convencerlos», presumiría tiempo después la propia diseñadora.

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Exposición en Londres

Todo esto lo descubrimos en «Gabrielle Chanel: Fashion Manifesto», la exposición con la que el museo Victoria & Albert de Londres recoge el testigo del Palais Galliera de París, con cien piezas más añadidas a la muestra original y la reivindicación de la diseñadora francesa como la madrina del «look total», en palabras de la comisaria Oriole Cullen.
«Gabrielle Chanel empezó precisamente su carrera con los accesorios, y según fue evolucionando, siguieron siendo piezas centrales para definir su estilo», recalca Cullen. «Sus sombreros, sus bolsos, sus joyas, su guantes, sus zapatos… Su empeño era vestir a la mujer de cabeza a los pies. Por no hablar del ingrediente invisible: Chanel número cinco»…

Los protagonistas de la muestra

Una sala de un blanco cegador sirve de incursión en las ramificaciones de Chanel en el mundo de la perfumería en 1921, marcando tendencia como en todo, con la asistencia del químico de origen ruso Ernest Beaux y el impulso impagable de Marilyn Monroe. ¿Y por qué el «número cinco» si fue en realidad el primero? «Porque presento mis colecciones el quinto día del quinto mes del año, y ese número siempre me ha traído suerte».

El protagonista indiscutible de la exposición en el V&A es sin embargo «the little black dress», «la petite robe noire» en francés original. O sea, la prenda más simple, versátil y estilizada que liberó a las mujeres de todos los ropajes y que se acabó imponiendo, como certificó en 1926 la revista Vogue, como «el Ford de la moda» (o el pequeño vestido negro que quisieran tener todas las mujeres).

La influencia que no acaba

Porque si alguien vistió a la mujer en el siglo XX fue precisamente Chanel, la única diseñadora encaramada a la listas de la revista Time como las 100 personas más influyentes de la última centuria. Ya lo dijo en su día André Malraux: «Chanel, el general de Gaulle y Picasso son las tres figuras más importantes de nuestro tiempo».
«La influencia de Chanel se extiende durante más de seis décadas, y en todo ese tiempo fue capaz de reinvertarse, renovarse y avanzar con el siglo», certifica Oriole Cullen, que recuerda cómo sus creaciones sobrevivieron a las dos guerra mundiales y cómo tuvo que hacer frente en Francia a las acusaciones de colaboracionismo con los nazis.

También un documental

La BBC estrena precisamente esta semana un documental, «Coco Chanel Unbottoned», que indaga en su tormentosa relación con el ilustrador de origen vasco y nacionalista francés Paul Iribe y en su romance con el oficial alemán Hans Gunther von Dincklage, mientras vivía a todo lujo en el Ritz durante la ocupación nazi.

Chanel fue declarada «persona de interés» por los alemanes y su nombre en código era «Westminster», precisamente por sus buenas relaciones con los británicos. La diseñadora fue detenida, interrogada y finalmente puesta en libertad, aunque la sombra de la sospecha le acompañó hasta su muerte en 1971.

Una vida con misterio

La comisaria Oriole Cullen recuerda cómo Chanel es «una narradora poco fiable», y como contribuyó a alimentar ese halo de misterio, incluida su supuesta fecha de nacimiento en 1883 en Saumur. A los 12 años perdió a su madre, Jeanne, y acabó en un orfanato católico en Aubazine, donde aprendió costura con las monjas. Las privaciones de su infancia forjaron su determinación de triunfar a toda costa, pero ella misma alimentó en vida el mito, incluidos sus escarceos con el music hall y su encuentro con el millonario Etienne Balsan, que cambió su manera vestir y de ver el mundo.

El Victoria & Albert explora las conexiones ocultas entre la vida de la diseñadora y la modernidad de sus prendas que han perdurado en el tiempo como emblema de lo glamuroso y lo práctico. La pieza central de la exposición son los 62 trajes de «tweed» que hasta el más profano en la materia podría reconocer como eternamente Chanel, pese a la advertencia que hizo en su día su creadora: «La moda debe morir y debe hacerlo rápido… para que el comercio pueda sobrevivir».

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