«BookTok» tendencia que ha puesto de moda hablar de literatura en redes sociales

De acuerdo al portal de noticia revistagq.com

Todo sobre BookTok, la nueva tendencia que ha puesto de moda hablar de literatura en redes sociales

  • La Feria del Libro de Madrid apuesta este año por la tecnología, poniendo especial énfasis en el modo en que diversas comunidades lectoras se expresan en medios como TikTok o Instagram.

Es difícil determinar la primera aparición del hashtag #BookTok, pero sí sabemos las circunstancias concretas que actuaron como caldo de cultivo y catalizador. En diciembre de 2019, la popular bloguera literaria Cait Jacobs decidió abrirse una cuenta en TikTok para, básicamente, apoyar o promocionar en pequeñas píldoras sus críticas literarias para YouTube. La estrategia funcionó a medias durante los primeros meses, pero entonces la pandemia lo cambió todo: de repente, todo el mundo tenía entre manos más tiempo libre del habitual y ningún sitio externo al que ir, de modo que un paseo hasta la estantería para recuperar lecturas pospuestas comenzó a sonar como una prioridad. @caitsbooks pasó de cien a 10.000 seguidores durante la primera semana de confinamiento.


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Ahora mismo está cerca de los 313.000, pero su caso (si bien bastante pionero) es solo uno de los muchos que han ayudado a forjar una poderosísima sub-comunidad dentro de la red social, donde creadores de contenido, lectores y autores encuentran un espacio común para expresar su amor por la letra escrita a través de unos códigos comunicacionales propios.

#BookTok es en estos momentos una fuerza a tener en cuenta, un fenómeno intergeneracional y transversal que ayuda a acercar obras a su público potencial, refuerza un sistema de prescripción basado en la misteriosa sabiduría del algoritmo y, en suma, establece vasos comunicantes entre una de las formas más antiguas de entretenimiento y las declinaciones más vanguardistas de la cultura internáutica.

Sus más de 135 mil millones de visualizaciones a nivel mundial (3.300 millones solo en #BookTokEspañol) han animado a la compañía a apostar por una estrategia de visibilización en eventos como la Feria del Libro de Madrid, donde han entrado como socios oficiales e incluso montado una caseta virtual, todo ello con el objetivo de conectar a los creadores locales que forman parte de esta tendencia al alza con su comunidad de seguidores.

Una simple búsqueda en Instagram basta para comprobar cómo el resto de redes no se quedan atrás en sus esfuerzos por estar también presentes en la feria madrileña, pero el caso de TikTok es especial: BookTok comenzó como un movimiento casi grassroots por parte de sus propios usuarios, quienes se organizaron de manera espontánea para moldear una realidad que hoy en día, y como sucede con la industria musical, ha empezado a influir en el mundo editorial, generando best-sellers o poniendo de moda a determinadas firmas.

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Pese a aunar a un público muy variado y heterogéneo, BookTok tiene sus propios géneros hegemónicos, pues no deja de ser un reflejo de las propias dinámicas generales que imperan en la plataforma. En concreto, las novelas young adult, la fantasía, el romance y la temática LGTB parecen marcar la pauta hoy en día, como demuestran algunos de los creadores/autores más relevantes del ámbito nacional.

El caso de Javier Ruescas es, de hecho, parecido al de Cait Jacobs, en el sentido de que también saltó de otros formatos de vídeo más largos antes de encontrar su lugar en TikTok, donde combina un enfoque pedagógico con la oportunidad de compartir sus propias obras con un público activo a ambos lados del Atlántico. Josu Diamond, autor de Un cóctel en Chueca, prefiere servirse del humor para expresar su manera de vivir la literatura, mientras que Andrea Izquierdo ha realizado con éxito del viaje de influencer a escritora, con siete libros ya publicados (el último lo lanza, de hecho, en esta Feria).

Sus perfiles, como los de tantos otros jóvenes creadores, ejemplifican el carácter orgánico de la comunidad booktoker, aunque también existen voces que han empezado a alertar de los peligros inherentes a esta aventura literaria: por ejemplo, la creación de cámaras de eco o la amenaza de una injerencia editorial similar a la que ya empiezan a ejercer las grandes casas discográficas. De momento, quedémonos con lo positivo, que no es poco: toda una nueva generación está acercándose por igual a los clásicos y las novedades en sus propios términos, pues la pasión por la lectura no se crea ni se destruye.

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