La llegada del open banking está transformando la relación entre bancos, fintech y clientes al permitir el acceso a información financiera de terceros. Antes del open banking, el «screen scraping» era la técnica utilizada, pero presentaba desafíos en seguridad y privacidad. Inicialmente, pioneros como Yodlee y Mint aprovecharon este método, sentando las bases para el desarrollo de iniciativas más estructuradas.
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La transición a la banca abierta se centró en estándares más seguros, como las Interfaces de Programación de Aplicaciones (APIs), en lugar del screen scraping. Aunque la Unión Europea avanzó con regulaciones como el PSD2, EE.UU. y América Latina experimentan una transición más compleja con la combinación de regulaciones y liderazgo del mercado.
Los Third Party Providers (TPPs), desde startups fintech hasta gigantes tecnológicos, lideran la explotación del potencial del open banking. El acceso a datos bancarios permite a los TPPs mejorar productos existentes, reducir fricciones y experimentar con nuevos modelos de negocio. Los bancos participan en iniciativas de banca abierta motivados por regulaciones, competencia, avances tecnológicos y cambios en las expectativas del consumidor. La banca abierta no es solo cumplimiento, sino una oportunidad para redefinir la banca en la era moderna.
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