Impactante colaboración de Cassius Hirst y Prada

Cassius Hirst y Prada han dado la campanada. En una industria que sigue profundamente enamorada de las colaboraciones, la firma italiana sigue siendo muy exigente a la hora de trabajar con otras marcas y diseñadores. Miuccia y Raf Simons al frente de Prada es técnicamente una especie de colaboración, y luego está la línea de la firma con Adidas.

Pero más allá de eso, la Sra. Prada rechaza prácticamente todas las propuestas de colaboración que le llegan a la mesa. Como confesó una vez a Vogue: «¡Llevan toda la vida pidiéndome colaboraciones! Pero siempre he pensado que sólo se trata de vender más, que no son más que un cliché, una banalidad, y que carecen totalmente de ideas. Nunca me han intersado».


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Cassius Hirst y Prada

Por eso, cuando Miuccia Prada le dijo al artista Cassius Atticus Hirst que tenía que crear algo juntos para Prada, Cass, como se le conoce, creía que estaba soñando: «Obviamente, no me lo creí mucho», recuerda vía Zoom desde su estudio de Londres. Pero Miuccia iba en serio, y hoy el nombre del joven de 22 años figura en una edición limitada de zapatillas America’s Cup de Prada.

Cass no se considera un artista como su padre, el legendario Damien Hirst, aunque también pinta. Se considera más bien un creativo que ha llevado a cabo un amplio abanico de proyectos y actividades que le apasionan, algunos de los cuáles suelen implicar crear piezas artísticas. Cuando hablamos, pensé que se encontraba en su estudio, hasta que giró la cámara para enseñarme el equipo de grabación profesional que tenía al lado. Más que en un estudio, pues, estaba en su laboratorio de ritmos.

El lugar en el que trabaja en proyectos plásticos está cerca, y en cuanto tenga un poco de tiempo libre se irá a Alemania para practicar fingerskating con sus amigos, un hobby que comenzó a practicar en el colegio y para el que se necesitan skateboards mini, también conocido como tech-decking: «Cuando estaba en clase esperando a que llegara el profesor, me ponía a jugar con Tech Decks… Siempre he sido muy inquieto, la verdad», dice.

Pero lo que llamó la atención de Miuccia Prada fue otra de las aficiones adolescentes de Cass. Tras asistir a un taller que Virgil Abloh impartió con Nike, en el que los participantes podían pintar Air-Force 1 libremente, Cass empezó a comprar zapatillas blancas y a pintarlas con spray, creando degradados abstractos. No era su intención convertirlo en una fuente de ingresos: sólo era un niño con un montón de materiales artísticos a su disposición jugando un poco. “Es divertido, y cuando me lo paso bien, las ideas salen solas. Me centro en la zapatilla que tengo en las manos en ese momento, tampoco me planteo realmente lo que quiero alcanzar con ello”, cuenta.

Cass creció practicando skate. Durante nuestra conversación, lleva una camiseta de Supreme y una gorra de cinco paneles de The North Face. Tiene buen olfato para la publicidad, y cuando empezó a enseñar sus zapatillas decoradas en Instagram, gente como A$AP Rocky y Playboi Carti se pusieron en contacto con él para comprarlas. Pero las cosas realmente empezaron a tomar forma cuando le enseñó a su padre uno de sus diseños más ambiciosos: unas AF1 envueltas en cinta y vinilo que depués pintó para crear un paisaje de colores texturizado, casi lunar. (El padre, al igual que el hijo, es un fanático de las zapatillas).

“Hablé con mi padre y me dijo que tenía que intentar crear una línea de zapatillas personalizadas”. Como era un adolescente al que tampoco es que le hubiera dado mucho tiempo a tomarse en serio su afición, no sabía por dónde empezar. Así que Damien le dijo que se pondría en contacto con un amigo de la familia que sabía bastante de producción de ropa para pedirle consejo. “[Mi padre] va y dice: ‘Bueno, igual le mando una foto a Miuccia”.

Miuccia se quedó impresionada: “Le gustó mucho y recuerdo que dijo: ‘Hagamos algo con esto”, dice Cass.

Tras un viaje a la fábrica de Prada en la Toscana, el estudio de Cass se llenó de cajas de zapatillas America’s Cup, el icónico diseño que Prada lanzó en 1997 para los miembros del equipo de vela Luna Rossa de Prada. Su misión era clara y sencilla: pintar toda una colección de zapatillas. “El plan inicial era que decorara 3.000 pares”, dice Cass, una idea que sólo tiene sentido si se tiene en cuenta que es el hijo del megaartista más prolífico de nuestro tiempo. «Pensé: ‘Vale, dame las zapatillas y lo hago’. Sabía que sería divertido y un poco caótico, pero sin duda una experiencia de la que aprendería mucho», cuenta. Finalmente, reconoció que Prada “tendría un sistema mucho mejor para hacerlo que el yo pudiera tener”.

Cass pintó más de 80 pares de zapatillas, de las cuáles seleccionó cuatro diseños (en 22 colores) que demuestran que tiene muy buen ojo para los degradados suaves y las texturas delicadas. Como fan de las piezas de nylon de Prada —»hay una chaqueta sin mangas y con capucha que me parece increíble», dice—, se sintió inmediatamente atraído por la divertida lona blanca de las zapatillas America’s Cup. «Son unas zapatillas impresionantes. Fue muy divertido pintarlas, y además tienen unos contornos muy bonitos», cuenta. Comparadas con las sencillas AF1, las America’s Cup requerían un enfoque más abstracto: «La America’s Cup es mucho más orgánica, y creo que eso es algo que se reflejó en el proceso. Me di cuenta de que podía ser mucho más libre». Pasó casi un año antes de que Cass se sintiera preparado para enviar sus diseños a Milán.

Fuente de inspiración

«Si algo es una mierda, probablemente lo dirá», dice Cass que pensó, pero de donde sacó las mejores conclusiones fue de sus amigos skaters de Londres, pertenecientes a una generación con una gran sensibilidad hacia la moda y que probablemente harán cola para comprarse las zapatillas Cass x Prada. “Si venían al estudio, les preguntaba cuál era su favorita, y si alguna en particular destacaba, o si había alguna que pasaba desapercibida, me lo apuntaba”, dice.

Cass, que dice haber crecido prácticamente en las galerías de arte de Londres, dice que su padre fue una gran fuente de inspiración: «Él es bastante oscuro, y creo que yo también tengo un poco de eso», dice. Lo más importante, sin embargo, es que Damien ha animado mucho a Cass a la hora de desarrollar sus proyectos: “No le importa lo que haga. No quiere que sea artista. Para mí, hacer skate es un también un poco arte. Creo que siempre hay una relación entre todas las cosas”, dice.

Ahora que ya se han lanzado las zapatillas, Cass está deseando volver a hacer skate de dedos. Y la colaboración con Prada ya no parece un sueño. “Ahora ya es una realidad”, dice. “Es como: ya está, ahora la va a ver todo el mundo”.

Fuente: revistagq.com