Prada es referencia en 70 países, es una de las marcas de lujo más valiosas. De hacer billeteras con sapos a convertirse en una de las marcas de lujo más valiosas.
La italiana Prada tiene presencia en 70 países a través de sus bolsos, perfumes y artículos de indumentaria. La nieta del fundador fue la encargada de transformarla en una marca global.
Bolsos con piel de lagartija, billeteras de sapo y valijas del cuero más fin. Mario Prada fundó su negocio en Milán y pronto se convirtió en el favorito de la aristocracia italiana. Más de 100 años después, su apellido se erige como una de las diez marcas de lujo más valiosas del mundo. Sin embargo, más allá de los artículos de moda, la compañía supo incursionar en otros rubros, desde celulares hasta pastelería.
Prada abrió su tienda en 1913 en la galería Vittorio Emanuele II junto a su hermano, Martino. Ahí comercializaba bolsos, valijas y accesorios de viaje. Sus artículos se caracterizaban por incluir piedras llamativas como marcasita y lapis lazuli.
Seis años después de su fundación, el emprendimiento obtuvo luz verde para ser considerado proveedor oficial de la Casa Real de Italia. Esto le permitió agregar el escudo de armas de la Casa de Saboya a su logo y también ganar adepto en la clase alta italiana. Prada permaneció al frente de la compañía hasta su muerte en 1958 y su puesto fue heredado por su hija, Luisa. No obstante, quien se erigiría como la gran sucesora del fundador sería su nieta, Miuccia.
Miuccia Prada ingresó a la empresa en 1975 y rápidamente asumió la dirección de diseño de la marca. Poco después conoció al emprendedor toscano Patrizio Bertelli con quien entabló una partnership de negocios que derivó en una relación personal (están casados desde 1978).
Bertelli y Prada reorganizaron la compañía y cambiaron el modelo de negocios hacia uno más enfocado en tener control directo de la producción para asegurar los estándares de calidad.
La firma se expandió de las valijas al calzado con el lanzamiento de su primera colección de zapatos femeninos en 1979. La década siguiente se enfocó en abrir tiendas propias. Esta cadena de retail tenía una estética determinada con una tonalidad especial de verde, que pronto pasó a ser conocido como «verde Prada». Empezó con locales en Milán y luego siguieron aperturas en Nueva York, Madrid, Londres, París y Tokio.
Tanto Prada como Bertelli también aprovecharon el éxito de la compañía para invertir en sus proyectos personales a través del holding. En 1993 la heredera creó la marca Miu Miu que hoy representa un 14% de las ventas del grupo, en tanto su esposo presentó Luna Rossa, un equipo de navegación que llegó a obtener la copa Louis Vuitton en 2000.
A lo largo de los años, la empresa italiana se diversificó hacia rubros que suelen ser moneda corriente en la industria del lujo. En 2000 lanzó su línea de anteojos (hoy licenciada a la italiana Luxottica) y creó su marca de fragancias en colaboración con la firma especializada Puig.
A su vez, se expandió en el negocio del calzado a través de la adquisición de marcas reconocidas. En 1999 compró la británica Church por u$s 170 millones, que hoy se lleva un 1% de toda su facturación, además de quedarse con Car Shoe.
No obstante, también ingresó en otros verticales menos relacionados con su core. Prada supo tener su propio modelo de teléfono celular, en sociedad con LG. El Smartphone touch LG Prada salió al mercado en 2007 y en 18 meses vendió 1 millón de unidades. A su vez, incursionó en el mundo del entretenimiento con el lanzamiento de una serie de cortos a cargo de directoras mujeres.
Pero, asimismo, incorporó nuevos verticales a su portfolio. En 2014 adquirió la tradicional pastelería italiana Marchesi 1824, con la que hoy opera 6 locales; y unos meses después se quedó con Tannery Hervy, una firma francesa especializada en productos de bronceado.
El grupo Prada cotiza en la bolsa de Hong Kong desde 2011 y hoy está presente en 70 países a través de sus más de 600 tiendas propias, su canal de ecommerce y su presencia en tiendas departamentales.
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