Rosehill Estate, la mansión de Escocia que compartieron Coco Chanel y el duque de Westminster durante una década, se ha vendido por tres millones de libras y se convertirá en un hotel de lujo.
La historia de Coco Chanel es la de una mujer fuerte hecha a sí misma que, en una época en la que no se conocía el término ‘empoderamiento femenino’, ella lo abrazó y lo encumbró a lo más alto del éxito. Sin embargo, la leyenda de la diseñadora que cambió para siempre los cánones de la moda no puede entenderse sin los hombres que permanecieron a su sombra.
Sí, Coco Chanel era la diosa a la que adoraban los hombres más poderosos, cultos y ricos de la época aunque, en realidad, aquella niña que creció pobre en un horfanato, veía cómo, uno tras otro, la amaban sin medida y la traicionaban con la misma intensidad. ¿La razón? Nunca vendió su libertad a cambio de un matrimonio convencional.
Su romance con el jugador de polo británico Arthur Boy Copel le ayudó a despegar socialmente y a convertirse en una celebridad en los círculos de la alta sociedad europea de principios del siglo XX. Dicen que fue por el único hombre por el que estuvo a punto de colgar las tijeras que siempre llevaba encima. Sin embargo, hubo otro poderosísimo caballero con quien mantuvo un idilio de más de una década y que la marcó profundamente: Hugh Richard Arthur Grosvenor, II duque de Westminster.
Su historia de amor, pasional, intensa y tóxica a partes iguales, no consiguió tambalear los cimientos de una sociedad puritana en la teoría pero tremendamente libertina cuando se cerraban las puertas de las mansiones que ocupaban los grandes aristócratas con sus amantes. La relación de Coco Chanel y el duque de Westminster duró diez años y en esa década, la pareja compartió alguna de las propiedades más imponentes y exclusivas de la vieja Europa.
El romance de la que probablemente fuera la pareja más elegante de la época estuvo marcada por el exceso en todos los sentidos. El duque trataba de pagar sus infidelidades con regalos carísimos, de impresionantes joyas que la diseñadora arrojaba con desdén al mar, a una imponente residencia en el exclusivo barrio de Mayfair, en Londres (dicen que el duque añadió la doble C de la diseñadora a las farolas del barrio de Westminster) o la famosa villa de La Pausa, en la riviera francesa.
Pero su verdadero refugio lo construyeron en las Highlands escocesas, en Rosehall Estate, cerca de Lairg. La diseñadora vivió su amor (no tan) secreto con el duque de Westminster en la década de los años 20 en una impresionante casona de piedra en una propiedad de casi trescientas hectáreas que ahora se ha vendido por poco más de tres millones de libras. ¿La razón de un precio tan ‘barato’ en comparación con otras mansiones históricas? Su terrible estado de conservación.
Construida en 1873, esta imponente mansión con 22 habitaciones fue el oasis de pasión de la famosa pareja, además del lugar en el que Winston Churchill, amigo de los amantes, se recuperó de una larga enfermedad. Reconstruida tras un tremendo incendio que asoló casi por completo la propiedad, cada estancia desprendía el estilo único de mademoiselle Chanel, que se encargó de decorar cuidadosamente cada rincón, del papel de las paredes a los adornos que la vestían. Además, Rosehall Estate fue la primera casa en Escocia que tuvo bidet.
Ahora, cien años después, la mansión secreta de Coco Chanel y el duque de Westminster por fin ha encontrado comprador. Al parecer, la mansión se convertirá en un hotel boutique de lujo que podría abrir sus puertas en los próximos años, después de una profunda rehabilitación, ya que su interior está completamente destruido y el exterior necesita reacondicionarse.
La obra es de gran embergadura, ya que la rehabilitación ha de ser completa, pero seguro que sus nuevos propietarios conservarán algunos de los elementos originales que han sobrevivido al paso del tiempo (como los artesonados, los pilares de inspiración clásica, los papeles de las paredes o las chimeneas) y sabrán hacer de ellos el mejor reclamo turístico para los amantes de la moda y de la gran Coco Chanel.
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