El sueño de Cocó o cómo convertir un tejido en joya, según Chanel

Autor de las piezas más exquisitas de Chanel alta joyería, el creativo Patrice Leguérau se supera a sí mismo con un collar digno de la realeza.

Gabrielle Chanel ( París, 1883-1971), fundadora de la casa de moda que lleva su apellido, pasó a la historia por sus especiales creaciones: desde liberar las manos de las mujeres, gracias a las revolucionarias cadenas de sus bolsos, a diseñar la petite robe noire o crear el Chanel nº 5, un perfume que más de 100 años después de su lanzamiento continúa siendo superventas.


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Sin embargo, si existe un símbolo de la casa que sigue identificando a la firma en nuestros días, ese es el tweed, un tejido intrincado que combina fibras de colores y que convirtió a Chanel en un icono de la industria. Sus chaquetas son famosas gracias al tejido, o el tejido lo es gracias a sus chaquetas.

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Amante de las joyas, Cocó quizá nunca soñó con un collar inspirado en su tejido fetiche. Sin embargo, gracias a la evolución de la tecnología, la maison lanzó en 2020 la primera colección que ponía la mirada en el tweed y lo reinterpretaba. La clave para lograrlo es la destreza con la que los maestros artesanos de Chanel consiguen articular diferentes piezas de oro que encajan entre sí como el puzle más preciso.

Este año, la firma se atreve con una segunda muestra, en la que la técnica supera toda premisa conocida. El propio director del estudio creativo de joyería de Chanel, Patrice Leguéreau, lo explica: «Para esta nueva colección de alta joyería dedicada al tweed, quería ir más allá en su interpretación, creando un verdadero tejido de piedras preciosas, ligero y flexible».

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Bajo el nombre Tweed Royal, el collar más simbólico de la muestra tiene como base una estructura intrincada de oro y está cuajado de diamantes engastados en ella, además de incluir 37 rubíes que le aportan el efecto tweed definitivo. Verlo en persona es absolutamente impresionante y el brillo de cada detalle es inimaginable.

Se trata de una proeza de diseño por su transformabilidad: el diamante principal –en talla pera, de 10,17 quilates– se puede convertir en anillo; mientras que la cabeza de león, que ocupa la parte central de la pieza, puede ser un broche o un collar. Nada parece imposible en el universo de Leguérau.

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