Así luce el lujoso hotel de Canfranc

  • Aunque falta la inauguración oficial, el espléndido hotel en la antigua estación internacional de Canfranc, al pie de los Pirineos de Aragón, recibe sus primeros huéspedes

Según publica economiadigital.com Habrá que esperar un par de semanas más para la ansiada inauguración oficial, pero ya es posible visitar y alojarse en el hotel Canfranc, que hereda la elegante estructura de la antigua estación de trenes que data de 1928.

Vistas del salón del renacido hotel. Foto Grupo Barceló

Desde el miércoles, cuando se realizó la apertura parcial, no dejaron de llegar visitantes a este emblemático rincón de los Pirineos en la provincia de Huesca, ahora conocido como Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel, un cinco estrellas que pertenece al Gobierno de Aragón y que administrará el Grupo Barceló durante 69 años.


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Los visitantes pudieron conocer la cafetería y el restaurante, mientras el exterior presentaba una gruesa capa de nieve por las nevadas de la última semana.

El reino del art-déco

El hotel cuenta con 104 habitaciones, entre ellas, cuatro suites de lujo que se encuentran en la primera y segunda planta.

La propuesta gastronómica estará liderada por Eduardo Salanova y Ana Acín a través de tres restaurantes, dos bares y una acogedora biblioteca.

El nuevo hotel de Canfranc cuenta con 104 habitaciones, de las que cuatro son suites de lujo

Dos de los restaurantes se encuentran en dos vagones que se han rehabilitado, para darle un toque de nostalgia más auténtico.

El hotel cuenta con 104 habitaciones. Foto Grupo Barceló

Tanto las habitaciones como los grandes vestíbulos despliegan un elegante estilo art-decó; que ha sido recuperado por el estudio Ilmiodesign para recordar aquellos grandes trayectos ferroviarios que hace un siglo atravesaban el continente europeo.

Se llegó al detalle de elaborar un preciso estudio cromático para recuperar los colores que exhibía la estación un siglo atrás.

Cómo es la decoración del hotel

Para crear estos espacios elegantes y cálidos, que se contraponen con el frío de la nieve y la dureza de las rocas que rodean al hotel, se han recurrido a materiales nobles como la madera y el latón o tejidos como el terciopelo; en una gama cromática de tonos beiges, verdes y petróleos que recuerda a los años ’20.

También hay un guiño a la tradición aragonesa, con elementos textiles y juegos de colores inspirados en los trajes regionales de estas regiones montañesas.

Así luce la piscina cubierta. Foto Grupo Barceló

Homenaje al pasado ferroviario

Hace pocos días se presentaron los diseños del vestuario del personal, creados por el aragonés Nacho Lamar, ganador del Premio Nacional de la Moda para Jóvenes Diseñadores en 2021.

Se trata de 20 conjuntos donde impera el color verde, y el marrón en menor medida, como un homenaje a las encinas de los bosques cercanos y a los oficios ferroviarios de la antigua estación.

“En recepción el botones representa la figura del anterior mozo de equipajes, mientras que el recepcionista es el nuevo factor, o el jefe de recepción, el antiguo jefe de estación”, describen en el Grupo Barceló.

Uno de los restaurantes del hotel. Foto Grupo Barceló

Un proyecto de siete años

La recuperación de Canfranc comenzó en 2015, cuando el gobierno aragonés elaboró un proyecto para resucitar las instalaciones pero sin construir ni destruir nada, con la idea de respetar la historia del lugar, así como las infraestructuras ferroviarias y los edificios.

Además del hotel se reactualizó la Explanada de los Arañones, un paseo de 12 hectáreas que funciona como un museo al aire libre de la historia ferroviaria, así como del túnel de Somport.

La Explanada de los Arañones funciona como un museo al aire libre de 12 hectáreas que permite revivir la historia ferroviaria de Canfranc

El eje central es un andador central de 700 metros de longitud por tres de ancho, que se complementa con varios andadores transversales, donde se puede conocer la historia de trenes como el Canfranero, que comunicaba esta estación en las montañas con Zaragoza.

El hotel recupera el estilo art-déco original. Foto Grupo Barceló

Un museo al aire libre

A su alrededor se han instalado zonas verdes con césped, árboles y arbustos autóctonos, donde hay varias zonas vacías para que se desarrollen especies locales de manera espontánea.

El mobiliario se ha creado con antiguos coches de tren, así como con un tramo de vía original, donde se pueden ver puentes grúas, aguadas para recargar las locomotoras de vapor, básculas y palancas de desvíos.

En la entrada norte se han reubicado las antiguas puertas de acceso, mientras que en la zona sur se ha creado un anfiteatro para acoger actividades culturales.

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