Audi RS Q3 Sportback: Una experiencia sensorial

Audi RS Q3 Sportback: Una experiencia sensorial. Es es uno de los SUV más ágiles que puedes comprar. Un coche versátil con una puesta a punto deportiva y con un fantástico motor de cinco cilindros en línea que lo domina todo. Un propulsor que hace que sea un producto único, con personalidad, y que goce de unas prestaciones de infarto.

Porque este 2.5 TFSI entrega nada menos que 400 CV de potencia y 480 Nm de par que son gestionados por un cambio de doble embrague y por un sistema de tracción quattro. Un bloque fabricado completamente en aluminio que impresiona por su rendimiento pero, sobre todo, por la melodía que emana de las salidas de escape.


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Porque el rugido de este Audi RS Q3 Sportback al acelerar a fondo nos recuerda irremediablemente al de verdaderas leyendas del automovilismo. Me refiero a coches como el icónico Audi Sport Quattro (prueba) del  Grupo B, pero también a modelos como el Audi RS2 Avant (prueba). Coches que marcaron una época con sus mecánicas pentacilíndricas turboalimentadas y sus sistemas de tracción quattro.

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Válido para todo

Uno de los puntos fuertes de este RS Q3 Sportback es que no deja de ser un Q3 a pesar de su brutal mecánica o excelente agilidad. Es decir, que conserva los atributos de sus hermanos de gama tanto en términos de habitabilidad como de usabilidad. Es un coche con el que puedes pasártelo en grande en una carretera de montaña y que al mismo tiempo se desenvuelve estupendamente en los desplazamientos cotidianos.

Esa personalidad dual de la que hablo se ve acentuada gracias a los modos de conducción, que son muy variados y cambian por completo el comportamiento del coche. Estos modos son Confort, Auto, Dynamic, Efficiency, Individual, RS1 y RS2. Y en función del que elijas, se altera la respuesta de la dirección, del acelerador, de los amortiguadores, de la caja de cambios, del sistema de tracción o incluso varía el sonido del escape.

Los llamados RS1 y RS2 son además completamente configurables, de forma que el usuario puede seleccionar diversos ajustes y memorizarlos para poder acceder a ellos a través de un botón ubicado en el volante. Al elegir los reglajes más radicales, el Audi RS Q3 Sportback se transforma y saca a relucir todo su músculo.

Al activar la función Launch Control, que garantiza la mejor aceleración posible desde parado, sale catapultado hasta alcanzar los 100 km/h en 4,5 segundos. La capacidad de tracción es excelente y los cambios de marcha se suceden a un ritmo vertiginoso. Y todo ello mientras te envuelve en una melodía digna del mejor de los auditorios.

Corre mucho y por suerte, también frena mucho. De serie viene equipado con un generoso conjunto formado por pinzas fijas con discos de 375 mm delante y con pinzas flotantes y discos de 310 mm detrás. Este conjunto opcionalmente puede reemplazarse por un equipo de frenos con discos cerámicos de 380 mm delante, pero que sinceramente no veo necesarios. Sobre todo si tenemos en cuenta lo que valen (más de 6.000 euros) y que además solo incluyen los discos delanteros.

Lo que sí recomiendo es la suspensión regulable en dureza, que mejora el confort en su ajuste más suave y el dinamismo en el más rígido a cambio de algo más de 1.300 euros. Y puestos a recomendar, también seleccionaría la opción del escape deportivo RS, que cuesta más o menos lo mismo que el anterior extra y ayuda a que el rugido del motor sea todavía más estremecedor.

Un motor fabuloso

El propulsor 2.5 TFSI que monta el Audi RS Q3 Sportback de la prueba es uno de los motores más especiales que puedes encontrar en coches nuevos de este rango de precios. Y no lo digo solo por su sonido, que también, es que tiene un rendimiento excelente. Los 480 Nm de par que desarrolla están disponibles desde 1.950 hasta las 5.850 revoluciones por minuto.

Una franja muy amplia que en la práctica se traduce en una respuesta contundente a las órdenes que transmites a través del acelerador independientemente de la marcha que lleves engranada. Pero es que la fiesta no termina cuando llegas a esas 5.850 vueltas, porque justo en ese momento es cuando se alcanzan los 400 CV de potencia que desarrolla este bloque, que están disponibles hasta llegar a las 7.000 rpm.

Esto significa que el motor se siente muy lleno desde prácticamente el ralentí hasta alcanzar el corte de encendido. Pero estos datos no cuentan toda la película. Porque ha esto tienes que añadir tres aspectos más: su sonido, que lo domina todo; su cambio de marchas S tronic, que es muy veloz; y su tracción quattro, que sin llegar a ser tan efectiva como la del RS 3 Sportback (prueba) con RS Torque Splitter, garantiza una buena motricidad.

La ausencia de este último elemento no impide que el Audi RS Q3 de la prueba muestre un comportamiento dinámico extremadamente ágil. Sorprende la casi total ausencia de balanceos gracias a una suspensión con una buena puesta a punto y un equipo de frenos que no solo es poderoso, también es modulable y aguanta bien el tipo.

Es un coche que cualquiera puede llevar muy rápido, pues ofrece su conducción transmite mucha confianza. Siempre que tengas en cuenta que corre y que cuando tengas que girar tendrás que frenar en consonancia, ir ligero es coser y cantar. También porque cuando te aproximas al límite te avisa comenzando a subvirar y es muy difícil descolgar la trasera a no ser que lo fuerces cambiando pesos en pleno apoyo a base de dirección o freno.

Cuando lo llevas al extremo te das cuenta que al final es un vehículo rápido, sí, pero con una puesta a punto conservadora. Un Porsche Macan, por ejemplo, ofrece una respuesta más satisfactoria cuando buscas los límites que la de este Audi RS Q3 Sportback. Aunque eso sí, es más grande y pesa más que el modelo de los cuatro aros.

Lo que no tiene el Macan es ese bendito motor de cinco cilindros ni la melodía que produce. Sinceramente, elegiría el RS Q3 solo por las sensaciones que transmite su motor sin tener en cuenta que tiene un habitáculo bien ejecutado y versátil, un equipamiento que puede ser muy amplio o un maletero lo suficientemente capaz como para transportar el equipaje incluso de una familia con niños pequeños.

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