Los 10 retos de la ESG para empresas que no quieren hacer “greenwashing”

Ante la creciente importancia de temas sociales ligados al gobierno ambiental, social y corporativo –cuyas siglas en inglés se resumen a ESG– las empresas de hoy empiezan poco a poco a crear compromisos mucho más reales con la sociedad. Así lo afirma la consultora de comunicaciones, marketing digital y asuntos públicos, LLYC, en su estudio “10 retos de la ESG en un mundo convulso. Hojas de ruta que apuestan por un compromiso real”.

La conversación digital en dichos aspectos es recurrente, contando con la participación de líderes de opinión, asociaciones ecologistas y ciudadanos de a pie. Asimismo, se logra identificar que los mismos ciudadanos logran involucrarse más a las conversaciones digitales a medida que los impactos ambientales y sociales son más cercanos a su localización.


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Dicho estudio analizó cómo se encuentra esta conversación en torno a la ESG. Una vez detectadas las preocupaciones, se proponen una serie de pautas y se exponen los desafíos a los que se enfrentan las empresas para atender esas demandas.

Retos:

El informe destaca los siguientes retos que las empresas deberán de afrontar para crear un compromiso real con la sociedad y no caer en el famoso “greenwashing”.

  • Conectar con la ciudadanía. Las empresas tienen que sensibilizar a la ciudadanía para que la sostenibilidad esté en su contexto cotidiano, cercano y actual.
  • Lenguaje sencillo. Se debe prescindir de términos técnicos en materia de sostenibilidad y recurrir a conceptos clave para remarcar la triple dimensión ambiental, social y de buen gobierno.
  • Marco legal. Es necesaria la existencia de un marco legal estable y común para todas las empresas, aunque siempre buscando los valores y el fondo para no quedarse en el cumplimiento formal.
  • Métricas a nivel global. Las compañías deberían estandarizar las métricas a nivel global, la transparencia y los datos compartidos. Avanzando hacia la medición de impactos y recompensas.
  • Administración pública. Se tiene que recompensar a los mejores y sancionar a los peores mediante los mecanismos que existen, tales como la compra pública, la inversión pública, la fiscalidad y el activismo público en empresas privadas mediante la SEPI, entre otras.
  • Alianzas de colaboración público-privada-social. La participación de todos es fundamental para aspirar a un futuro sostenible. Se necesita la colaboración público-privada-social para poder lograrlo.
  • Incentivos ligados a ESG. Las empresas tienen la oportunidad de incorporar recompensas vinculadas a la ESG, empleando un enfoque estratégico y centrado en el impacto sobre los grupos de interés, no como un mero indicador de desempeño.
  • Mejora de los aspectos sociales. Para lograr el cambio las compañías no deben focalizarse solo en las mejoras medioambientales, sino también en las sociales.
  • Cadenas de suministros. Se debe trabajar con las cadenas de suministros para aportar valor real e impulsar la sostenibilidad y los impactos positivos en la ciudadanía.
  • Formación. Es imprescindible formar a los máximos líderes de las empresas para alcanzar los compromisos ambientales, sociales y de buen gobierno, y crear una cultura sostenible en todos los niveles.

En conclusión, las empresas son testigo de cómo la conversación digital ha tomado relevancia en los temas ambientales, sociales y de buen gobierno. Construir un compromiso con la ciudadanía, es sinónimo de superar retos y cambiar acciones internas de una empresa para dar inicio a un nuevo compromiso verdadero.

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