Riqueza de Panamá: ventajas y desafíos

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Con información de Revista Summa y La Estrella

Por su posición geográfica, Panamá se ubica con el PIB per cápita más alto de la región, sin embargo, las riquezas que se generan no están bien distribuidas por la desigualdad que caracteriza al país. A 2027, los índices llegarán a US$21.176,38.


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En las últimas tres décadas, el producto interno bruto (PIB) per cápita de Panamá venía reflejando un crecimiento sostenido, a excepción de 2020.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó que el PIB per cápita del país aumentaría continuamente entre 2022 y 2027 en un total de $5.003,8, manteniendo el liderazgo en América Latina y el Caribe.

Las cifras publicadas por el medio chileno La Tercera detalla que para 2027 el PIB per cápita llegará a un valor de $21.176,38.

Por otro lado, el FMI también vaticinó que el país tendrá el segundo PIB per cápita a precios corrientes, es decir, el real, más alto con $21.176,38 millones y solo superado por Uruguay que rondará los $22.710,12 millones.

¿Qué es el PIB per cápita?

Con el PIB per cápita, Panamá puede medir la riqueza que genera anualmente por la distribución de la renta según la población.

Este indicador macroeconómico le permite, a su vez, compararse con otros países de América Latina y el Caribe, Centroamérica e ilusoriamente con Europa o países desarrollados.

Sus resultados se dan por una matemática simple en la que se divide el PIB anual con el número de la población total del país. Se pueden obtener tanto con los precios corrientes de hoy o de 2021 del PIB nominal, como con los precios de 2007 del PIB real. Sin embargo, el PIB nominal siempre será más alto que el PIB real.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo, en 2021 el PIB anual alcanzó la suma de $63.605,1 millones. En este caso, por ejemplo, dijo la economista y docente de la Universidad de Panamá (UP) Ana Patiño, el PIB per cápita arrojó que los panameños generaron $14.516,46 mil millones al año.

Esa suma millonaria, para Patiño, se da porque según el PIB per cápita todos tienen el mismo nivel de renta.

Actualidad incierta

Aunque el crecimiento que se vislumbra es prometedor, la pandemia del nuevo coronavirus y los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania se muestran como una gran incertidumbre global.

“Para ver cómo crecerá la economía a cinco años (2027) hay que ver la incertidumbre que hay alrededor y qué es lo que hará la Fed”, alertó el economista, quien señaló que para 2023 el crecimiento será “más difícil y más lento” porque el FMI estimó un 4% de crecimiento y de 5% a largo plazo.

El economista Juan Jované cree que la economía abierta de Panamá podría verse afectada por dos factores: si el Sistema de la Reserva Federal (Fed) sigue aumentando las tasas de interés al punto de provocar una recesión internacional; y que los dos grandes usuarios del Canal de Panamá, como son Estados Unidos y China, decidan impulsar el nearshoring o establecimiento de mercados en puertos más cercanos para acercar sus importaciones, lo que podría perjudicar el tránsito del Canal de Panamá.

Pese a los escenarios globales, Patiño dice que Panamá siempre logra un PIB per cápita más alto que el de América Latina y Centroamérica. No obstante, Jované insistió que la cifra a 2027 dependerá de que no haya una recesión fuerte en 2023.

Jované expresó que si bien en 2020 Panamá fue el país cuyo PIB más sufrió, puede que para 2023 vea culminado el proceso de recuperación y se dirija a un repunte. “Por eso se lee que los organismos ya están diciendo que para el próximo año va a ser más cuesta arriba”.

Un indicador sin bienestar social

Patiño recalcó que otro problema a la vista es que siendo líderes del crecimiento del PIB anual como el PIB per cápita, esa riqueza que se genera no está bien distribuida por la desigualdad que se vive.

Primero, porque el PIB per cápita “es engañoso” pues “no dice ni garantiza que esa población tiene ese ingreso”, ya que es un indicador macroeconómico que “ignora las desigualdades de rentas e ingresos o las diferencias económicas que tiene la población”.

Además de que “no visibiliza que hoy hay familias que solo cuentan con los ingresos que reciben de los programas o subsidios del Estado, como los $50 de la red de oportunidades o los $120 a los 65 al mes que da el Ministerio de Desarrollo Social”.

La economista señaló que otros casos son aquellas personas que en medio del desempleo y la informalidad producida por la pandemia, a duras penas llegan a generar mil dólares al año. Con esto, “no podemos decir que el PIB per cápita sea un indicador que demuestre bienestar de la población, porque no lo es”, criticó.

Quien también coincidió fue la socióloga Ana Quijano, que comentó que lo primero que hay que observar es los salarios y cuál es la riqueza real con la que se enfrentan los panameños para hacerle frente al costo de la vida.

Un contraste de estas opiniones son los resultados del Índice de Gini, que mide la desigualdad de los países y es elaborado por el Banco Mundial. Aquí Panamá se ubicó con un índice de 49,80 y fue el tercer país de América Latina con más desigualdades territoriales en el PIB per cápita.

Esta realidad se debe a los “fuertes” desequilibrios territoriales que existen en el país, donde la desigualdad es más notoria en la ciudad capital, mientras que en el resto del país esta ha venido disminuyendo, reportó Bloomberg Línea en su nota “Panamá, uno de los países más desiguales de América Latina”.

Cuanto mayor es el ingreso per cápita de una provincia, mayor ha sido la inversión recibida. De 2013 a 2017 la provincia más rica del país, Panamá, recibió un 28% más de inversión per cápita que la media. Muy por el contrario de la comarca Ngäbe Buglé, que ha recibido un 70% menos de inversión por habitante.

Este escenario es diferente al de la comarca Emberá y la provincia de Darién, que prácticamente se hallan en equilibrio, explicó Bloomberg Línea.

Contraste internacional

Una de las principales subjetividades a la vista de Patiño es que cuando se habla de PIB per cápita, Panamá inmediatamente busca compararse con la renta de los pobladores de los países europeos, como Holanda y Suiza, que puede que presenten un PIB per cápita alto, pero la diferencia es que estos países tienen una alta distribución de las riquezas y cuentan con un indicador de Gini “bajo”.

“Panamá es comparable con países de Europa en términos de la renta bruta, pero cuando vemos si la población es rica nos percatamos de que no, entonces, ya no podemos compararnos con esos países solo por un indicador macroeconómico”, recalcó Patiño.

Estas razones, según Quijano, se deben a la valoración casi inmoral y desbalanceada que tienen los gobiernos en querer enaltecer el liderazgo financiero por encima del desarrollo humano. Por un lado, dijo, hay una falta de políticas públicas, que lleva a que los problemas sociales sean atendidos con medidas y no con reformas fundamentales que necesita el país. Por otro lado, existe un desconocimiento por las pocas políticas públicas que sí hay. En pocas palabras, hay riqueza, mas no desarrollo.

Mencionó que una muestra de esta realidad es cómo Europa y Estados Unidos cuentan con planes de vivienda pública y Panamá todavía sufre por las viviendas informales. “Debemos dar un cambio de perspectiva a nivel nacional para lograr un verdadero potencial y desarrollo”, señaló.

Por ello, la economista dice que hay diferentes formas de distribuir la riqueza, como la inversión a la educación porque si la población estudia más va a generar altos ingresos; que las grandes empresas paguen sus impuestos y que los gobiernos devuelvan o distribuyen la riqueza equitativamente, a través de la infraestructura pública, como calles, servicios de salud, en educación, etc.

Con todo lo antes dicho, Patiño puntualizó que el PIB per cápita a 2027 dependerá mucho del crecimiento poblacional que se tenga para esa fecha, porque si el PIB anual baja, asimismo será para el PIB per cápita. Así como también se asegure la generación de las riquezas, que las empresas sigan trabajando, que sigan los inversionistas extranjeros, que haya un equilibrio externo, que no haya más guerra ni crisis de salud que afecten el crecimiento del PIB anual.

También ve importante que se mejore la distribución de las riquezas, porque “de nada sirve que una persona genere $5 mil al mes si a sus familiares: padres, hijos o hermanos, no les da nada para comer y no reparte equitativamente las riquezas”.

En una segunda entrega analizaremos la relación del crecimiento económico con la educación y la salud.