Empresarios piden un aumento de la productividad

Trabajadores aseguran que el problema no viene de la falta de productividad sino como se distribuyen los beneficios.

El Salario Mínimo tiene gran importancia en los costos operativos y alcanza a un tercio de la población asalariada. Cualquier aumento o ajuste del salario mínimo en Panamá, es posible que impacte en los precios, en el empleo, en la informalidad, entre otras variables, afectando la competitividad.


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De acuerdo con el Centro Nacional de Competitividad, más que aumentos del salario mínimo, se debe apuntar al aumento de la productividad.

No obstante, los trabajadores aseguran que el problema no viene de la falta de productividad porque ha incrementado sino como se distribuyen los beneficios de esa productividad.

El secretario general de Convergencia Sindical, Eduardo Gil señaló que Panamá es uno de los países más productivos de la región.

En el 2002 el producto interno bruto (PIB) se distribuía: 36% para los trabajadores y el 36% para el capital. Había una distribución bastante equitativa. Mientras que, en el 2021 el sector capital se está llevando el 56% del PIB, y los trabajadores un 24%.

«En estos 20 años el capital ha incrementado su producción un 20% y ha recuperado su inversión en gran medida. No hay quejas de productividad, pero el factor trabajo ha perdido un 12% de su participación en el PIB», señaló.

Recalcó que el problema de Panamá no es la productividad sino la distribución de esa productividad que generan tanto trabajadores como empleadores.

12%

ha perdido los trabajadores en el producto interno bruto en el país.

777,162

empleos informales se sitúa en el país a causa de la pandemia en el 2020.

Señaló que hay tres factores básicos de como se distribuye la riqueza: el salario, la seguridad social y el mecanismo de los impuestos.

El CNC señaló en su informe que «existe una estrecha relación entre el crecimiento económico y el mercado laboral. Sin embargo, son afectados por factores endógenos y exógenos que provocan desequilibrios en los mercados afectando los niveles de precios, la productividad y competitividad.

En las últimas 7 revisiones al salario mínimo, se han realizados ajustes o incremento del salario mínimo por encima del crecimiento económico y la generación de empleo».

Agregó que es por ello que dichos aumentos de salario mínimo no se ajustaban necesariamente al contexto económico, pudiendo incidir en los costos de producción, encareciendo la mano de obra e impactando en los niveles de precios que afectan el mercado.

En la última década, en los años que tocaba revisar el Salario Mínimo, se realizaron incrementos. Para finales de diciembre de 2019, se estableció el incremento que regiría para el 2020, año en que inició la crisis sanitaria del Covid-19. El pasado 31 de diciembre se establecieron las nuevas tasas para el Salario Mínimo que entraron en vigor desde el 15 de enero de 2022 a través del Decreto Ejecutivo No. 74. Este ajuste fue realizado en ciertas actividades que tuvieron buen desempeño económico para el 2021 en comparación con el 2019. Según la ministra de Trabajo, se consideraron las actividades que tuvieron crecimiento por encima del 3%.

«La crisis económica tiene su origen tanto en la oferta como en la demanda. Las restricciones sociales han generado la suspensión, total o parcial, de las actividades productivas. Esto significó cierres parciales o totales de empresas que se traduce en reducción o suspensión del personal y/o los salarios, donde al reducirse los ingresos se reduce el consumo y, por ende, no hay ventas y sin ventas, no hay ingresos por ventas, por ende, no hay empleo, es decir, se rompe el flujo circular de la economía. Al verse interrumpido el flujo circular de la economía, se ve afectado principalmente el crecimiento económico y el empleo», expresó el Centro Nacional de Competitividad.

En Panamá desde hace algunos unos años se ha desacelerado el crecimiento económico y se ha incrementado la desocupación. Esta situación se agravó a raíz de la pandemia del Covid-19 en el año 2020, ubicando a Panamá entre una de las economías que más cayó en la región. Según organismos internacionales, la proyección más optimista para el 2021, es de un crecimiento del 12%. Sin embargo, no se recuperaría la caída del 2020. Para lograr contrarrestar el efecto de la pandemia y recuperar el ritmo de crecimiento del 2019, se necesitaría un crecimiento del 25.5%. Es posible que la recuperación del ritmo se dé entre el 2022 y 2023.

La tasa de desocupación venía creciendo poco a poco y a raíz de la pandemia se incrementó significativamente, llegando a la cifra de 18.5% que equivale a 371 mil desocupados en el año 2020. Para el 2021 la desocupación se ubicó en 11.3%, mostrando una mejoría, aunque la cifra sigue siendo preocupante.

Por su parte, la informalidad se sitúa en niveles récord para el 2020 y revela la existencia de 777,162 empleos informales no agrícolas, es decir, un 52.8% del empleo informal o 5 de cada 10 ocupados son informales.