Por Andrés Ossa, Co-founder y CTO de Mudango
Hace un par de semanas, el profesor de Harvard, John Huth, estuvo en Chile invitado por el David Rockefeller Center for Latin American Studies y por la Universidad de Chile. Su presentación se centró en su último libro, “El arte perdido de encontrar el camino”.
Este libro es también la base de su curso más popular en Harvard, “Navegación Primaria”, donde el profesor Huth vuelve a las raíces de la exploración y la aventura humana, analizando cómo nuestros antepasados lograron, sin demasiados recursos, transportarse a lo largo de continentes y, en algunos casos, del mundo entero, utilizando su creatividad, capacidad de observación y su resiliencia, y experimentando una y otra vez con su ecosistema hasta encontrar la solución que necesitaban.
Esta semana, viendo las diferentes noticias de despidos masivos en emprendimientos y empresas de tecnología en Chile y el resto del mundo, por alguna razón, me acordé de John Huth y su vuelta a las raíces. Luego, escuchando “Beta Podcast Latam”, un podcast relativamente nuevo en el que participa Daniel Undurraga, Co-founder de Cornershop (junto a otros actores importantes del ecosistema startup regional), volvió a salir el tema de volver a las bases: “vamos a ver una vuelta al emprendedor más hacker, que le gusta la programación y que aprendió a hacer producto”, comentaba.
¿Y qué pasó inicialmente que nos movimos de ese centro? ¿Por qué nos alejamos tanto de las raíces? En 2021 se rompieron todos los récords de levantamiento de capital en Chile y América Latina, y la forma de operar de las startups cambió radicalmente. Crecer a toda costa, cuidando poco los unit economics, priorizando el marketing por sobre el producto, y “arrendando” participación de mercado, como dice Undurraga en su podcast, fue algo cada vez más visto. Lo más complejo, quizás, fue que era tan visto como celebrado, y quienes celebraban eran muchas veces los mismos fondos de inversión que apoyaban a estos emprendimientos tecnológicos en esa época.
El año pasado, sin embargo, con una inflación difícil de controlar, el alza de tasas que vimos en el mundo entero, la guerra en Ucrania y varios otros factores, el apetito por riesgo para financiar esta forma de operar un emprendimiento disminuyó radicalmente. Así, luego de un 2022 con mucha menos inversión y en un ambiente de mucha más incertidumbre, varias startups se vieron en la necesidad de re-ordenar sus prioridades, de volver a las raíces.
John Huth nos dice que la creatividad, experimentación y resiliencia, junto a la capacidad de hacer que las cosas pasen, son factores en común clave entre los diferentes antepasados que analiza en su curso. Los emprendedores chilenos y latinoamericanos que han construido productos exitosos en estos últimos años también comparten muchos de esos valores. Esas son las bases a las que las startups deberían volver el 2023, un año que pareciera ser muy desafiante en términos económicos, pero que para emprendedores que saben operar bien sus negocios, puede estar lleno de oportunidades.
