Según publica elpais.com, los mercados de trabajo parecen estar imitando la inestabilidad del presente de los tiempos que nos ha tocado vivir. En menos de tres años hemos experimentado una pandemia que nos ha hecho replantear el sentido de algunos trabajos, y a su vez ha impulsado una transformación digital para la que muchas empresas no estaban preparadas; y por si no fuera poco con la automatización de tareas de la tecnología, aparece de golpe la inteligencia artificial, que no solo es muy productiva y excelente en el trabajo, sino que nos hace cuestionarnos las tareas y competencias clave de todos los sectores y actividades.
¿Qué significa la temporalidad laboral en los nuevos entornos de trabajo? La primera certeza es que este concepto no es sinónimo de precariedad laboral para todas las ocupaciones. En España, con un sector como el del turismo que aporta a la economía casi un 12% del PIB –sin tener todavía los resultados del año 2023–, y que genera alrededor de un 11% de los puestos de trabajo, la temporalidad refleja el comportamiento del sector; con lo cual, los resultados del incremento de este tipo de contratación no deberían sorprender a ninguno de los agentes sociales.
Dado que es una de las ocupaciones relevantes para un amplio porcentaje de la población española, ¿qué medidas se tendrían que adoptar para lograr una empleabilidad sostenible? Este concepto alude al conjunto de conocimientos, competencias y valores que hacen a una persona atractiva para el mercado de trabajo a lo largo de toda la vida laboral. En definitiva, si sabemos que el sector o puesto de actividad en el que desarrollar nuestra experiencia demanda esa temporalidad, una persona puede adoptar dos posturas: quejarse o prepararse.
Para eso, la capacidad de aprendizaje, no solo constante, sino también con foco, seguirá siendo una de las competencias más demandadas para cualquier tipo de profesional que quiera ejercer su actividad de forma acompasada a unos vaivenes del mercado que cada vez tiene más volatilidad, incertidumbre, complejidad, pero sobre todo, mayor velocidad de cambio.
La segunda gran certeza es sobre la demanda de estabilidad en un mismo puesto de trabajo y empresa, que para muchos jóvenes ha cambiado con respecto a generaciones anteriores. Aquello de una empresa para toda la vida no se adecúa al cien por cien a los hábitos de vida de una generación que quiere conocer nuevas experiencias laborales y más sectores de actividad.
Los estudios con más salidas, las profesiones con más demanda, al igual que los sectores con mayor crecimiento, se ven alterados por los coletazos de una transformación digital que modifica los medios de producción tradicionales, así como el propio concepto de productividad. Por otro lado, la aparición de la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) determinan la creación de nuevas profesiones que van a provocar una nueva temporalidad, no tanto ligada al tiempo como al impacto en la sociedad. Para poder sortearla, se hace necesario estar en modo de aprendizaje permanente, activando una serie de competencias que nos harán empleables en el corto, medio y largo plazo, como son: ambición, anticipación, coherencia, actitud comercial, creatividad, curiosidad, actitud digital, realismo y templanza.
Hay que destacar, sin embargo, que algunas empresas abusan de esta modalidad de contratación, no por las necesidades del negocio, sino por una falta de compromiso con el empleado y con la sociedad. Para estos casos, la inspección de trabajo debería poner el foco, pues no se puede admitir la trampa ni comportamientos que contribuyan al empobrecimiento de las personas y de la sociedad.
Como decía una famosa frase atribuida a San Ignacio de Loyola, en tiempos de turbación (o tribulación), no hacer mudanza; sin embargo, estos tiempos presentes exigen justamente lo contrario: estar preparado siempre para cualquier cambio de rumbo.
Por Pilar Llácer Centeno es profesor de EAE Business School y autor de ‘Te van a contratar y lo sabes’
