Retos TIC

Por: Francisco Miranda Hamburger -Director de Portafolio

Los desafíos no responden a ideologías y parten de un ecosistema público-privado dinámico, innovador, emprendedor y colaborador.


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Aunque no se ha podido materializar, al parecer la posesión de Mery Gutiérrez como nueva ministra de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) es una cuestión de tiempo. A pesar de los señalamientos sobre conflictos de interés en los que está involucrada, el presidente Gustavo Petro ratificó la semana pasada su escogencia como jefe del MinTIC. “Cuando haya conflicto de intereses, la persona tiene que declararse impedida”, afirmó el primer mandatario.

Más allá de las incertidumbres que han generado los líos de Gutiérrez y que mantiene al MinTIC como el único ministerio sin cabeza a dos semanas de arranque de la administración, el sector de las TICs es crucial para cualquier mandato. La crisis de la pandemia de la covid-19 ratificó y aceleró el papel de las transformaciones digitales para sostener las actividades productivas, mejorar el trabajo y para la competitividad, la innovación y el crecimiento económico.

No son pocos los retos que enfrentará la ministra desde el momento en que se posesione. El primero es el de la inclusión digital. A pesar de la innegable importancia que tiene la tecnología en la economía y el empleo, las brechas en conectividad y en TIC que sufre Colombia son grandes. De acuerdo a la Encuesta de TIC-Hogares de 2021 del Dane, solo 37% de los hogares en el país cuenta con un computador y 61,6% cuenta con conexión a internet.

Las distancias entre el campo y la ciudad y entre departamentos despiertan alertas. Mientras 45% de los hogares en las cabeceras urbanas reportan tener computadores, el dato en el ámbito rural se desploma al 9,7%. Cuatro de cada cinco hogares bogotanos tienen acceso a internet, pero solo uno de cada tres en La Guajira y uno de cada cinco en Guainía. El abismo digital que separa a los colombianos debe ser una prioridad para el nuevo MinTIC.

Enfocarse en este cierre de brechas necesita estar acompañado de una política que atraiga las multimillonarias inversiones que demanda el sector tecnológico en sus distintos frentes. Uno de ellos, por ejemplo, es el camino que Colombia debe transitar hacia la adopción de redes 5G, que requieren tanto el marco normativo y la seguridad jurídica para avanzar como claras reglas de juego, que no dejen al país atrás.

Otro frente de inversiones es el dinámico ecosistema de innovación y emprendimiento de base tecnológica que ha venido construyendo el sector TIC. La entrada de cada vez más jugadores, el andamiaje institucional que los acompaña e impulsa, el atractivo del país a los inversionistas y el talento local empresarial deben encontrar en el nuevo gobierno respaldo, apoyo y la continuación de las buenas políticas.

Un tercer desafío es el de la formación y capacitación en habilidades TIC. Los jóvenes, y las mujeres jóvenes, necesitan ampliar y mejorar su educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. A lo anterior se añaden conocimientos en programación y talentos orientados a la economía y a los negocios digitales.

Por último, el MinTIC debe constituirse en la vanguardia dentro del aparato estatal de la política de transformación digital en las distintas esferas de la sociedad como el gobierno, la educación, las industrias y las actividades productivas. Una economía digital real se construye desde las aplicaciones y las plataformas colaborativas en bienes y servicios. Reglamentar esas plataformas es una tarea pendiente del Gobierno. Los desafíos TIC no responden a ideologías y parten de un ecosistema público-privado dinámico, innovador, emprendedor y colaborador.

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