Resiliencia operacional: Cómo estar preparados frente a los cambios

Jorge Vera

Por Jorge Vera, Profesor del Departamento de Ingeniería y de Sistemas UC

Hoy la resiliencia operacional sí es posible si las empresas aplican acciones para detectar problemas a tiempo en la cadena de suministro; hoy se puede, gracias a los miles de datos disponibles.   En los últimos tiempos, hemos estado afectados por una de las mayores perturbaciones que ha tenido el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. La pandemia ha obligado a miles de millones de personas a estar en cuarentena por distintos períodos de tiempo, ha habido efectos importantes en muchos rubros de la economía, desempleo, perturbaciones en los mercados financieros, entre otros.


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Un fenómeno que ha sido particularmente importante se refiere a los impactos en las cadenas de abastecimiento globales. Las restricciones en instalaciones portuarias y aeropuertos, la detención de fábricas debido a las cuarentenas y otros, han causado desabastecimiento de distintos productos y también de partes y piezas que son indispensables para algunas industrias. Un caso muy difundido ha sido la escasez de microprocesadores usados por la industria automotriz. La paralización de algunos proveedores ha provocado que líneas de producción de automóviles deban paralizar.

¿Qué es la cadena de abastecimiento? Cadena de abastecimiento es el nombre que damos, en gestión de operaciones, al sistema completo formado por los proveedores, fábricas, centro de distribución, entre otros. Ahí es donde se producen los flujos de productos, partes y piezas que permiten satisfacerlas demandas y requerimientos de los consumidores. Decisiones importantes que deben tomarse en esta cadena son las relacionadas con los ordenamientos y niveles de inventarios que deben estar presentes en distintas partes del sistema.

En este siglo, las operaciones productivas se han revolucionado, sean de manufactura o de servicios. Los consumidores cuentan hoy con mucha mayor oferta de productos y también cambian de gustos constantemente. Esto dificulta hacer predicciones exactas de los requerimientos de los consumidores, así es que las empresas modernas han tratado de ir hacia esquemas de producción que les otorgan más flexibilidad y agilidad. A su vez, las cadenas de producción de muchas industrias se han distribuido a lo largo del mundo. Una empresa chilena, por ejemplo, puede diseñar en Chile, fabrica en Asia y termina de especializar el producto acá, para distribuirlo a las tiendas en Chile y a países vecinos.

Esta globalización ha sido una gran ventaja, pero también ha generado vulnerabilidades: frente a eventos de grandes perturbaciones, los impactos pueden ser grandes. ¿Qué hacer entonces? Se argumenta, por ejemplo, que se debiera tomar resguardo frente a estos eventos. Pero estos eventos no son de ocurrencia frecuente. Esto no es lo mismo que mantener un “inventario de seguridad” frente a las fluctuaciones de las demandas por un producto durante la semana, patrón que puede ser muy bien estudiado usando los datos hoy disponibles. Acá necesitaríamos una muy buena estimación de la probabilidad de una nueva pandemia en los próximos tres años o de la ocurrencia de un terremoto de gran magnitud, por ejemplo.

La industria automotriz, y otras, ha usado masivamente desde hace años esquemas de gestión de producción basados en principios “JIT” o “Just in Time”. Estas metodologías han sido un enorme aporte para mejorar la eficiencia productiva. Y una característica que a veces se menciona de estas es el hecho de que manejan “poco “inventario. Entonces, se argumenta, ese “poco “inventario dejaría los sistemas productivos expuestos a estas grandes perturbaciones. ¿Significa esto, entonces, que los fabricantes deberían haber tenido un gigantesco inventario de microprocesadores, como “stock de seguridad” en caso de que ocurra una gran perturbación en el mundo? No es tan simple: si tuviéramos tal stock de seguridad, posiblemente esos microprocesadores estarían obsoletos muy pronto debido a los cambios tecnológicos y de diseño de los productos finales.

En realidad, ser “JIT” no es necesariamente sinónimo de tener poco inventario, el tema mucho más complejo. ¿En qué consiste Just in Time, JIT? El “JIT” y los principios “Lean” buscan que los sistemas productivos funcionen de manera sistémica concentrados en lo que agrega valor, controlando el “desperdicio” y la variabilidad. Si son correctamente desarrollados e implementados, estos principios entregan a las empresas la capacidad de ser ágiles y flexibles. Esto último en uno de los elementos fundamentales para avanzar hacia cadenas productivas que puedan adaptarse a los cambios repentinos que ocurran; y ser, de este modo, más resilientes y robustas.

¿Cómo lograr la resiliencia operacional?

Algunos investigadores han señalado acciones específicas que las empresas pueden desarrollar para apuntar hacia una mayor resiliencia. Una de esas, por ejemplo, es observar y detectar los potenciales problemas y anticipar consecuencias. Es decir, darse cuenta de que están comenzando a haber problemas en alguna parte de la cadena de abastecimiento. Esto hoy es posible: las tecnologías disponibles permiten la trazabilidad de los procesos, hay cantidades gigantescas de datos, muchos en tiempo real, que permiten “ver” qué está pasando con los inventarios y abastecimientos. No se debiera esperar a que alguien avise, ya tarde, que no llegarán los pedidos, debido a la paralización de un proveedor.

Una vez detectada la posibilidad de perturbaciones, la agilidad y flexibilidad, construida sobre la base de los principios modernos de la gestión operacional, permiten adaptar los planes productivos, órdenes, entre otros; todo, para poder proteger la cadena de abastecimiento. Hacer esto es, en el largo plazo, mucho más eficiente que mantener enormes cantidades de inventarios de seguridad “just in case”. Desde luego, es buena idea contar con una red de proveedores distribuidos en distintos lugares y no concentrados en uno solo. Así, en caso de problemas con algunos, la flexibilidad implementada debiera permitir cambiar a otros.

Vemos que los desafíos en los sistemas productivos modernos son enormes. El mundo actual genera una gran complejidad para los procesos de toma de decisiones. Sin embargo, las metodologías disponibles en las ciencias de la ingeniería industrial, especialmente las de la gestión de operaciones, entregan las herramientas para que las organizaciones productivas, sean de manufactura o servicios, privadas o públicas, puedan hacer frente a estos desafíos en forma eficiente; cumpliendo con los consumidores y usuarios, y respondiendo a los requerimientos que impone la sociedad actual. La resiliencia operacional sí es posible.

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