Reduflacion: una trampa para las marcas.

Guillermo D'Andrea, Co-Founder at Retail Radar

Guillermo D’Andrea, Co-Founder at Retail Radar

La reduflacion es un invento conocido, generado hace años en paises de alta inflación. Con el truco de reducir envases, se mantiene o incluso se aumenta el margen, mientras el consumidor recibe menos.


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Es todo lo contrario de la creación de valor que justifica la existencia de las empresas. Pero lo q es aun mas grave, es que se trata de una practica simplista hasta casi el ridiculo.

Se reduce la cantidad de producto, que en general en los productos envasados de consumo -conocidos en el sector como PGC-, el producto en si mismo es una fracccion del valor final, que ronda el 10/15% de lo que paga el consumidor. El resto es gastos de envase, marketing y comunicaciones, distribucion, logística, márgenes y gastos administrativos del productor y retail, que se mantienen intactos.

En lugar de enfocarse en la eficiencia de reducir costos de distribucion y asignación que aceleran el flujo de caja y mejoran los resultados -pero requieren un análisis laborioso de que y cuanto distribuir y comunicar con precisión según mercados-, se gasta en desarrollar nuevos envases mas pequeños.

Y se confía en que con esa ‘sutileza’ los consumidores ‘no se darán cuenta’, y seguirán confiando en las marcas que conocen.

Por el contrario, algunas marcas se abocan junto con los retailers para descubrir detalles en los que se puedan generar ahorros en favor de los consumidores, cuando no son los mismos retailers que encaran el esfuerzo de desarrollar sus propias marcas para acercar productos más accesibles a sus clientes.

Hay otras ‘picardías’ del estilo, como la de las segundas marcas, o marcas B, que ofrecen productos con algo menor calidad pero precio sensiblemente más bajo. Pero protegiendo la marca principal. Esto alguna vez ha resultado contraproducente, con algunos casos en que la marca B supera en demanda y popularidad a la primera marca.

Lo que confirma que los clientes de menos ingresos necesitan precios bajos, y a los ricos les encanta comprar barato.

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Pocas prácticas comerciales son más alejadas de la generación de mejor valor para el cliente, que es la esencia de las empresas de consumo. En lugar de encarar búsquedas de eficiencias, debilitan la fuerza de las marcas y la confianza del cliente, y los mercados acaban reclamando regulaciones y subsidios.

Lamentablemente, la reduflacion puede terminar como una burla a la confianza del cliente, en pos de proteger margen en lo inmediato. Aunque parezcan una maravilla inmediata, los atajos no suelen ser el mejor camino a largo plazo, que es cómo se construyen las marcas.

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