Opinión: Regulación de home office aumentará productividad en las empresas

Mujer sentada sobre sofá observando laptop en habitación con cortinas y lámpara

Tras más de nueve meses en los que debido a la pandemia por Covid 19, se han implementado esquemas de trabajo a distancia sin regulación alguna, el 11 de enero se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma al teletrabajo (también conocido como home office) que a partir de este martes 12 de enero entró en vigor.

Las nuevas reglas establecen que las empresas tienen que proporcionar, instalar y dar mantenimiento a las herramientas necesarias para realizar el teletrabajo (equipos de cómputo, sillas e impresoras). Además de asumir el pago de servicios de telecomunicaciones y de una parte proporcional de la electricidad, una situación que se espera mejore la productividad en las empresas.


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“Esta reforma resulta muy benéfica ya que da existencia dentro de la ley a una de las modalidades de trabajo con mayor crecimiento durante el 2020: el home office; además de que sirve como punto de partida para crear estándares y que las condiciones necesarias mínimas sean garantizadas para el trabajador” explicó Oscar Novoa, Vicepresidente de Productividad Empresarial en C3ntro Telecom.

Y es que previo a la pandemia, en el país solo el 34% trabajaba de manera remota de tiempo completo, mientras que durante el confinamiento la cifra se duplicó a 68%, de acuerdo con un estudio encabezado por la IAE Business School.

Dentro de esta reforma se le brindará capacitación y asesoría a los empleados para garantizar el uso correcto de la tecnología empleada y se respetará el derecho del trabajador a desconectarse una vez terminada la jornada laboral, lo que además de contribuir al bienestar del trabajador, beneficiará a las empresas en el largo plazo.

“Si bien ya estaba siendo cuestionado el liderazgo en el mundo empresarial, el home office demostró que así no funcionan las cosas. Los líderes de las compañías tuvieron que dar los primeros pasos para una gestión basada en la confianza, generando nuevas relaciones con sus equipos para trabajar desde ahí”, expresó el experto.

Novoa explicó que existen tres etapas para una correcta adopción del home office, la primera de ellas fue la respuesta que las empresas y sus empleados tuvieron frente a los retos que se presentaron tras el confinamiento, “los trabajadores entraron en su propia fase de respuesta, no estaban preparados para la situación que atravesamos, no tenían escritorios, el ancho de banda adecuado ni sillas ergonómicas, pero tuvieron que hacer frente con sus propios recursos”.

La segunda etapa y por la que actualmente atravesamos, de acuerdo con el experto, es la fase de recuperación en la que tanto compañías como trabajadores crean competencias y afinan su contexto para poder adaptarse a esta forma de trabajo, “ya no estamos con esta gran pregunta de ¿cómo lo hago?, ya resolví el tema con el internet, el espacio, la iluminación, ya hice acuerdos en casa para establecer reglas”, explicó.

En la tercera y última etapa la empresa se vuelve resiliente, pues ha aprendido a desarrollarse y crecer ante las dificultades que trajo consigo el cambio. “Resiliencia no solo es como ante una crisis puedo recuperarme, también es saber que voy a llegar a una realidad diferente a la que estaba acostumbrado. Es una gran invitación tanto para las empresas como para sus trabajadores para reimaginarnos”, puntualizó el experto.

Son múltiples las ventajas que trajo esta modalidad de trabajo para las empresas durante el 2020, tan solo el ahorro promedio en inmuebles es de aproximadamente de 10.000 dólares al año por empleado, de acuerdo con un estudio global realizado por la compañía de investigación internacional Global Workplace Analytics.

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