Opinión: ¿Qué significa invertir sosteniblemente?

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Últimamente hemos escuchado una y otra vez sobre la importancia de invertir de manera sostenible, sin embargo, existen veces en las que quedan dudas sobre cómo se traduce ello en nuestra acción en el momento de elegir un activo para invertir.

La Organización de las Naciones Unidas definió el concepto de sostenibilidad, como aquello que “… satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.


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El concepto de sostenibilidad, en adición a los componentes Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ASG), incluye como parte fundamental el análisis de los riesgos de negocio, financieros, reputacionales, del medio ambiente, sociales, y otros particulares a cada industria.

Dicho lo anterior, es importante notar que, hoy en día son más evidentes las afectaciones que existen en nuestro entorno en relación con los riesgos asociados al cambio climático, y por ello se vuelve más relevante comprender el impacto que estos factores tienen sobre nuestras vidas y nuestras finanzas.

En otras palabras, la sostenibilidad es material para determinar la viabilidad de un negocio, ya que mitiga el impacto de riesgos futuros frente a su ecosistema.

¿Cuál será el incremento del PIB en un país cuya mitigación del riesgo ambiental no es clara? ¿Cuál es la proyección de crecimiento de una empresa de infraestructura en los siguientes 15 años? ¿Cómo es que una compañía de hidrocarburos transformará su estrategia corporativa para seguir siendo rentable en un futuro próximo? ¿Cómo alcanzaremos objetivos ambiciosos de descarbonización, para garantizar el bienestar de generaciones futuras?

Estas preguntas son solo ejemplos de cuestionamientos relacionados a la viabilidad y el futuro de un país, industria o empresa.

La actividad económica y el comportamiento financiero de una empresa, se pueden ver beneficiados o afectados en cuanto a la adopción de medidas ASG a la falta de compromiso al respecto. De ahí nuestro papel en tomar responsabilidad como inversionistas sobre cómo construir y asegurar una estabilidad económica sostenible.

Por otro lado, empresas que entienden su rol dentro de la sociedad adoptando un propósito claro, tienen mayor capacidad de crear valor no solo a sus accionistas sino también a sus clientes, empleados, y comunidad a la que sirven, traduciéndose en mayor rentabilidad a mediano y largo plazos.

Larry Fink, presidente y CEO de BlackRock, recientemente invitó a los directores generales de las principales compañías de todo el mundo, a reflexionar sobre la sostenibilidad y propósito y se ha refirió a la articulación y ejecución del propósito en la empresa como el motor de la rentabilidad a largo plazo, permitiendo a las compañías conectarse más profundamente con su entorno, clientes y con las necesidades de la sociedad. Dicho de manera distinta, orientando las actividades fundamentales de la empresa, a alinearse con las necesidades del capital humano, del medio ambiente, y estrategia corporativa.

Para dichos efectos, los administradores de activos e inversionistas cuentan a su disposición con herramientas que facilitan identificar riesgos materialmente financieros y que permiten evaluar la información relacionada a la sostenibilidad como los marcos de referencia de Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (o TCFD por sus siglas en inglés) o las normas que emite el Sustainability Accounting Standards Board (o SASB).

Por ejemplo:

1. Evidencia de acciones sustantivas relacionadas con el clima.

2. Responsabilidad clara del consejo de administración en materia de ASG.

3. Evidencia de inversiones directas o indirectas en fuentes de energía limpia (incluida la investigación de nuevas tecnologías).

4. Amplia discusión sobre la resiliencia de la estrategia.

5. Existencia de comités encargados explícitamente de los asuntos ASG.

Es por ello que, al integrar una estrategia sostenible a un portafolio de inversión, no solo se potencializa la posibilidad de obtener retornos atractivos en el corto plazo, sino que también se le permite al inversionista efectuar un análisis de riesgos con mayor certeza que dicha inversión será segura y producirá mayor valor a largo plazo.

Dicho lo anterior, al invertir en estrategias o activos sostenibles, fortalecemos la obtención de retornos resilientes y a su vez mitigamos importantes riesgos a la par de aportar a la construcción de un mundo y sociedad mejores.

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