Opinión: Liderazgo y arte están estrechamente ligados

Auge de startups

Hoy: “EL DIAPASON” – o “el espacio entre medio”

Los dos escritores de esta columna somos apasionados por diferentes cosas (por muchísimas en realidad) y además nos caracteriza el ser movidos por la curiosidad y el interés candoroso.


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Entre estas pasiones se encuentran: el acompañar a otros en sus procesos de desarrollo (desde lo individual, desde el equipo y desde lo organizacional); el colaborar y co-construir, activando no sólo la inteligencia colectiva sino también la emocionalidad colectiva que permite mayor agilidad y el generar procesos mas potentes y hermosos; la música que permite generar sintonía; y el escribir que permite crear, compartir y reflexionar.

Hace poco nos invitaron a facilitar un proceso de integración del equipo ejecutivo de una conocida empresa del retail nacional. Un equipo al que le ha tocado vivir un gran número de cambios en el último año, desde la incorporación de varios nuevos miembros hasta el tener que transitar los efectos de una pandemia y su impacto en el negocio.

La experiencia vivida en el 2020 fue, para todo el equipo y los colaboradores de la empresa, desafiante y emocionalmente compleja. Un cocktail entre ajustes duros requeridos para negociar la incertidumbre, la integración de nuevos líderes y el giro hacia la venta 100% online, entre otros. “Spicy”, por decirlo de alguna forma.

Lo que emergió a lo largo del primer encuentro fue potente: entre cada uno de ellos, comenzaron a delinearse características, miradas y valores comunes, a pesar de que muchos habían tenido escasas oportunidades de conversar y juntarse entre medio del confinamiento y el teletrabajo del 2020. Nos dimos cuenta de que los buenos resultados que habían tenido a nivel del negocio, venían apalancados fundamentalmente por el compromiso, la voluntad y la capacidad de articular sus equipos rápidamente en función de los objetivos propuestos. Un Liderazgo catalizador presente en cada uno de los miembros del equipo.

Y fue en este contexto, durante un coffee break, que Roberto me comentó lo importante del coraje emocional para transitar estos procesos. La valentía es la base, el coraje es la acción.

Y fue en el mismo coffee break que Francisca me comentó que el liderazgo era algo que pasaba “EN” el equipo, no de manera separada. Era un emergente de las dinámicas relacionales y de la forma en que se generaba un ambiente nutritivo para el despliegue del ser individual y colectivo.

Y fue cuando nuestra curiosidad nos llevó a explorar la posibilidad de escribir juntos, a ver qué aparecía.

Y apareció el DIAPASÓN.

Y… ¿Qué es un diapasón? ¿y que diantres tendrá que ver el diapasón aquí?

PUES BIEN… TODO

Gran parte de la literatura y estudios de liderazgo, apuntan a éste como una habilidad o una competencia. Algunos inclusive lo definen como un arte, pero pierden de vista un poco que el liderazgo, más que en la persona del líder, está en la “articulación de lo posible”1 SIC.

Está en la relación dinámica que se construye entre las personas y la capacidad de clarificar adonde ir, la capacidad de evocar y liberar las fortalezas de cada miembro del equipo llevándolos a florecer, está en el potenciar la capacidad autorreflexiva del equipo y, quizás lo más importante de todo, setear una “tonalidad emocional” habilitadora para la consecución del logro con bienestar. Cuando esto ocurre, aparecen el foco compartido, el flow, los resultados, el bienestar, el compromiso. Los equipos, las personas y las organizaciones florecen.

Y es aquí donde entra nuestro querido diapasón.

Roberto y yo, venimos de familias de músicos. La música corre por nuestra sangre. Podría decirse que nacimos al tono de un diapasón y al ritmo de un metrónomo.

En el mundo de la música habitualmente se usa un diapasón para afinar los instrumentos de la orquesta antes de un concierto. Es un artefacto en principio simple- dispositivo generalmente de acero en forma de horquilla- pero que se encarga de una función compleja: La de articular toda la inteligencia colectiva de un ser vivo (como una orquesta) alrededor de una tonalidad. Su función es la de afinar, sintonizar a diferentes instrumentos en una misma vibración.

¿Cómo funciona? Simple: se golpea levemente el diapasón y este “vibra” entregando el tono necesario para que cada persona afine su instrumento, sea cual fuere. Por si solo el diapasón no suena, pero al golpearse suavemente, los brazos vibran produciendo entre ambos la tonalidad exigida.

El tono se produce en la resonancia, entre medio, donde “No hay nada”. En el “vacío fértil” como diría la Teoría U. Aquel lugar en el que estamos en el presente, donde aún no hay nada, salvo aquello que estamos plantando para que emerja en el futuro.

Hay una característica más en el diapasón: como cualquier instrumento musical, el elemento generador casi no emite sonido alguno, por lo que es necesario un elemento de amplificación: la parte que no vibra se apoya en la caja de resonancia de algún instrumento o de cualquier superficie rígida….. y ahí, sucede la magia y “suena”.

Y es así como vemos al líder que requerimos hoy: como un diapasón, un resonador que genera un tono muy puro cuya mayor parte de energía vibratoria está en la frecuencia fundamental (el propósito) y poca en los sobretonos (los qués); y es en y con el equipo con quien va generando la armonía, permitiendo sonidos más brillantes, a través de dinámicas relacionales virtuosas e inclusivas.

Tener la capacidad de setear un tono emocional co-construido en base a la seguridad psicológica, la redarquía2, al propósito compartido y encarnado que fluye en el vacío fértil, implica generar las condiciones ambientales requeridas para la nutrición de cada una de las personas del equipo, y del equipo como un ente superior.

En uno de sus últimos artículos, Roberto habla del líder como un artesano 3y cuando lo hace me viene a la memoria las palabras de Lao Tse quien indica:

“Hacemos una vasija de un pedazo de arcilla, y es el espacio vacío al interior de la vasija la que la hace útil.

Hacemos puertas y ventanas para una estancia; y son esos espacios vacíos los que hacen la estancia habitable.

Así, mientras que lo tangible posee cualidades, es lo intangible lo que lo hace útil”.

Francisca, en uno de sus artículos, mencionaba que “La sintonía es estratégica y la alineación es ejecucional”4.

Hoy, luego de conversar, reflexionar y mirar a diferentes equipos, nos atrevemos a afirmar que la sintonía sí es estratégica. Y es una sintonía relacional en la frecuencia fundamental del propósito , que se da en ese “espacio vacío intangible”, en lo que ocurre cuando se catalizan las fortalezas y virtudes de las personas hacia una articulación colaborativa positiva, productiva y profunda.

Es lo relacional que finalmente es estratégico.

Y nuestro diapasón nos ayudó a darnos cuenta. Los invitamos a reflexionar:

¿Cómo vibra tu liderazgo?

¿Cómo líder, cuál es el espacio relacional que quieres construir?

¿Estás dando espacio al vacío fértil para ver lo que emerge?

 

 

1 SIC. Juan Vera.

2 Esta más en la lógica de establecer un nuevo orden complementario a la estructura, que fluye de las relaciones de participación y flujos de actividad que surgen de las redes de colaboración (Cabrera, 2014)

3 https://www.linkedin.com/pulse/el-lider-como-artesano-roberto-bravo-graubin-/

4 https://www.linkedin.com/pulse/alineaci%C3%B3n-o-sinton%C3%ADa-francisca-di-domenico-madrid/

 

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