Opinión: La oportunidad para las mujeres tras un año de pandemia

Interior de tienda, mujer con delantal rosado posando para fotografía

Ha pasado un año desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al Covid-19 una pandemia. Durante ese tiempo, han muerto demasiadas personas y nuestras vidas han sido dadas vuelta. Las mujeres se han visto particularmente afectadas.

Las mujeres representaron un mayor porcentaje de la pérdida de trabajos y se vieron obligadas a cerrar negocios a una tasa más alta. Fueron despedidas y algunas simplemente se vieron obligadas a dejar la fuerza laboral para cuidar de sus hogares y familias, ya que muchos niños no pudieron asistir a la escuela o tuvieron que asistir a la escuela virtualmente. En algunos casos las mujeres asumieron la responsabilidad adicional de educar a sus hijos en el hogar. Finalmente, el cuidado infantil se volvió aún más limitado y no era una opción viable. Las mujeres también asumieron un mayor rol que sus compañeros masculinos o contrapartes en el cuidado de los padres ancianos y de los miembros de la familia enfermos.


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Las mujeres también trabajan de manera desproporcionada en el sector informal, así como en los sectores de retail, hotelero y turístico, que fueron algunos de los más afectados por Covid. Igualmente trágico fue la cantidad de mujeres que cerraron negocios en América Latina: un 39% comparado con el 29% de los hombres, según el Banco Mundial.

Como resultado, la contracción de la fuerza laboral para las mujeres en América Latina durante el transcurso de la pandemia ha sido mucho más dramática: 10,4% versus 7,4% para los hombres, según la Organización Internacional del Trabajo. En Colombia, la tasa de desempleo femenina fue del 25% frente al 14% masculina; en la Argentina el 13,1% frente al 10,6% de los hombres; y en México la tasa de desempleo de las mujeres fue el doble que la de los hombres. Finalmente, en Brasil las mujeres representaron el 51% de los desempleados y subempleados.

Así que hoy nos encontramos en una dolorosa encrucijada, no solo para las mujeres, sino también para la recuperación económica y el crecimiento de América Latina. Según un informe del 2020 del McKinsey Global Institute sobre la igualdad de género y Covid-19, el crecimiento del PBI mundial podría subir hasta 13 trillones de dólares en 2030 si la tasa de desempleo de las mujeres fuera igual a la de los hombres. Imagínense el efecto que esto podría tener en la recuperación económica de América Latina, además de tener un tremendo impacto en el desarrollo social.

Pero lograr esto es un desafío enorme, ya que no solo necesitamos volver a donde estábamos en la era prepandémica del 2018 donde solo un 52% de las mujeres participaban en la fuerza laboral frente al 77% de los hombres, sino también dar un salto a un nuevo nivel en el que las mujeres y los hombres luchen por la paridad.

Transformar esta meta en una realidad requerirá enormes esfuerzos del sector público y privado. Éstos necesitarán trabajar juntos para lograr que las mujeres vuelvan a la fuerza laboral, así como para aumentar significativamente la participación femenina. Específicamente, organizaciones públicas y privadas necesitan colaborar en entrenamiento y creación laboral para las mujeres y jóvenes. Se necesita crear incentivos para asegurar que las empresas contraten a más mujeres. También se debe crear en ciertos sectores corporativos la cultura para que los trabajadores trabajen remotamente, incluyendo desde el hogar. A esto se debe incorporar la flexibidad de horarios para incentivar a las mujeres a volver a la fuerza laboral.

De igual importancia, las compañías no deben castigar a las mujeres que han dejado sus puestos debido a la pandemia. Al contrario, deberían incentivarlas a volver a la fuerza laboral. Es decir, las mujeres no deberían perder la oportunidad de ascender y de aceptar más responsabilidad laboral. Finalmente, las empresas deberían siempre considerar a mujeres al entrevistar a nuevos empleados.

Sabemos que son muchos los desafíos que enfrentan las mujeres, desde poder costear el cuidado infantil hasta acceder a banda ancha para el trabajo remoto. Pero la pandemia también trae la posibilidad para que las mujeres prosperen al crear sus propios negocios. Es vital apoyar y ser mentores de mujeres que quieren emprender. Muchos negocios están pensando sobre cómo apoyar de esta manera pero organizaciones como el BID también han lanzado programas para enfrentar este problema crítico.

Pero la pandemia también trae la posibilidad para que las mujeres prosperen al crear sus propios negocios. Es vital apoyar y ser mentores de mujeres que quieren emprender.

El financiamiento a negocios creados por mujeres fue escaso antes de la pandemia pero la situación es aún más desafiante ahora. Se deben crear fondos de inversión enfocados en negocios operados por mujeres, con un verdadero compromiso para entregar financiamiento y entrenamiento para implementar el plan de negocios. Muchas mujeres buscan empezar negocios pero no tienen la experiencia necesaria para utilizar el financiamiento. Aquí hay una oportunidad de alianza público-privada para financiar a estas mujeres. A pesar de que existen fondos de inversión específicos, se requiere mucho aún para que este esfuerzo realmente haga la diferencia.

La oportunidad es ahora. Los países necesitan crecimiento y oportunidad para sus ciudadanos. Y parte de la solución es tan simple: incorporar a más mujeres.

Susan Segal es Presidenta y CEO de Americas Society/Council of the Americas desde el 2003 y conductora del podcast sobre mujeres Experiencias.

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