Opinión: Equidad en la cima

Mujer subiendo escalera en dibujo animado

Participación excesivamente minoritaria de mujeres en cargos directivos de las empresas más grandes del país es una tendencia que se puede revertir.

No son pocos los análisis que se pueden derivar del informe anual de la Superintendencia de Sociedades sobre el desempeño de las 1.000 empresas más grandes de Colombia. Este microcosmos de las compañías líderes del país permite identificar tendencias, valorar movidas en distintos sectores y, en el caso específico del 2020, dimensionar la magnitud del impacto de la pandemia.


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Un aspecto que amerita resaltarse es el grado de diversidad de género dentro de las cabezas de las firmas más importantes de la economía colombiana. Una revisión de las 100 empresas con mayores ingresos operaciones en el listado de la Supersociedades refleja que solo cuatro de ese centenar son lideradas por una mujer. Las tiendas de descuento D1, los supermercados de Cencosud Colombia, la minera de carbón Cerrejón y la EPS Comparta son las únicas compañías con presidentes o gerentes generales femeninos.

Es justo recordar que este reporte no agrupa a las empresas por sus ingresos consolidados y así se deja por fuera, por ejemplo, a ejecutivas como María Lorena Gutiérrez de Corficolombiana. Aún si se sumaran otras CEOs al usar metodologías distintas de consolidación de resultados, el mensaje sería el mismo: aún es largo el trecho que deben atravesar las mujeres ejecutivas en Colombia para lograr alcanzar la dirección de las compañías- e incluso las juntas directivas- en porcentajes equitativos a sus contrapartes masculinas.

Esta situación de inequidad no es exclusiva del sector privado nacional. Este año las mujeres rompieron un récord histórico dentro de ‘Fortune 500’: 41 corporaciones dentro de ese prestigioso ranking reportaron CEOS femeninos. De hecho, la cuarta del listado, CVS Health con 268 mil millones de dólares, es la empresa más valiosa liderada por una mujer, Karen Lynch. A pesar del pico logrado en 2021, un 8,1 por ciento sigue muy lejos en términos de equidad.

Regresando a Colombia, este año 138 mujeres ocupan 156 asientos en juntas directivas- alrededor del 18 por ciento. Esta cifra refleja el avance muy destacado en los esfuerzos- especialmente de compañías específicas- para mejorar la diversidad de género en los cuerpos de gobierno de las empresas en el país. Organizaciones como Women in Connection, Aequales, el Club del 30 por ciento, entre otras, vienen fortaleciendo el caso positivo de negocio que significa para el sector privado nacional elevar la equidad de género en la dirección ejecutiva, las juntas directivas y las plantas de personal.

Las barreras que enfrentan las mujeres ejecutivas para alcanzar cargos directivos son múltiples, anacrónicas e injustas. Los estereotipos de género asignan equivocadamente atributos vinculados al éxito de los negocios como la ambición o la agresividad a los hombres por encima de las mujeres. Un mayor número de miembros masculinos de juntas directivas terminan por escoger CEOs y directivos de su mismo género en detrimento de las aspirantes femeninas. Aún si las ejecutivas no planean convertirse en madres o lo tienen pospuesto, sufren discriminación en su trayectoria directiva por el solo hecho de ser mujer.

La participación excesivamente minoritaria de las mujeres en los cargos directivos de las empresas más grandes del país es una tendencia que se puede revertir mediante procesos de selección más claros, la atención de inversionistas a estos indicadores de equidad y una concientización de quienes hoy dirigen las compañías de los beneficios de un entorno empresarial más equitativo.

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