Opinión: El rol de las empresas frente al cambio climático

No descubrimos algo nuevo al decir que el cambio climático es una de las preocupaciones centrales de la agenda política, no solo en Chile, sino a nivel global. La necesidad de responder a las urgencias ambientales no es exclusiva de un país, una región o un continente, sino del esfuerzo conjunto del mundo entero. Cada actor social, por pequeño o grande que sea, puede involucrarse para resolver el problema. El trabajo debe ser colectivo e integrado.

En ese contexto, las empresas juegan un rol fundamental, no solo porque tienen la capacidad de influenciar con acciones concretas desde su actividad (ahorro energético, reciclaje, reducción de emisiones de material particulado, tratamiento de aguas industriales, etc.) sino porque deben ser una referencia social sobre las conductas a imitar. Las organizaciones empresariales debemos ponernos en el centro de la escena y preguntarnos que estamos haciendo, desde el papel que nos toca, para ganarle al calentamiento global.


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Chile es el primer país latinoamericano en aplicar una ley nacional para prohibir el uso de bolsas de plástico en grandes tiendas y supermercados. En este caso, una iniciativa del ámbito público impulsó a las empresas a promover nuevos tipos de bolsas, más sustentables, a la vez que los consumidores comenzaron a adquirir una nueva conciencia sobre cómo pueden aportar a la sustentabilidad con el simple acto de reemplazar una bolsa de plástico por otra de papel, por ejemplo. Cambiar los hábitos, de eso se trata.

También puede suceder que las mismas empresas sean promotoras de ese cambio. Ocurre con la aparición de nuevos envases de bebidas y alimentos que reemplazan al plástico. El vino en lata, por ejemplo, fue lanzado este año en Chile y Argentina, una novedad para nuestro continente, pero en Europa y Estados Unidos crece a un ritmo del 50% al año. Lo que hoy representa una novedad para nuestro país, mañana será un hábito adquirido. La lata de aluminio tiene índices de reciclado que llegan al 70% a nivel mundial. En el continente, Brasil lidera esta práctica con una tasa de casi 98%, aunque en Chile el promedio es del 26%. Aun así, el porcentaje es mayor al reciclado de otros tipos de envases.

Con la aprobación y la implementación de la Ley REP, donde los productores de bebidas (y otros productos) serán responsables por el reciclaje de sus envases, esa tasa de 26% debe subir rápidamente. El aluminio tiene varias ventajas: es monomaterial, infinitamente reciclado y su valor permite un reciclaje de bajo costo y alta eficiencia.

En síntesis, cada empresa debe preguntarse que acción puede emprender para ayudar a la sustentabilidad del medio ambiente, no solo de forma reactiva o por impulso de la ley, sino por iniciativa propia, haciéndose cargo de su rol social y de su espacio de referencia para usuarios y consumidores, pero sobre todo para las personas como ciudadanas de un país que quiere enfrentar al calentamiento global.

Esteban Braga, Gerente de Sustentabilidad de Ball Corporation para Sudamérica.

 

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