Opinión: Continuidad operacional en invierno

La pandemia y el aislamiento social, actualmente, nos está mostrando la importancia de estar conectados y de que tener una conexión de calidad a Internet se está haciendo cada vez más imprescindible, como lo es el teletrabajo, la educación a distancia y actividades de entretenimiento dentro de nuestros hogares. Sin embargo, a medida que más dispositivos y usuarios remotos se suman a la red mayor es el riesgo de contraer amenazas que atenten contra los mismos usuarios y, por lo mismo, a las compañías proveedoras de servicios de telecomunicaciones. Estadísticas recientes muestran que se han cuadruplicado los ciberataques, porque la ciberdelincuencia conoce las vulnerabilidades que ofrece la conexión hogareña. De hecho, múltiples estudios indican que como resultado de la pandemia el tráfico de correos electrónicos maliciosos a nivel mundial aumentó un 30%, lo que equivale a más de un 1.5 millones de correos por día.

Ya es sabido que las empresas aplicaron teletrabajo para poder seguir su operación, lo que en gestión de continuidad de negocio se denomina una estrategia para resolver un escenario de falla (interrupción de uno o más procesos de negocio), aplicando un procedimiento de contingencia. La estrategia, al parecer, funciona bien en la medida que los usuarios dispongan de una conexión a la red Internet en condiciones climáticas favorables. Solo bastan unos pocos milímetros de agua lluvia sobre Santiago para que una población confinada e hiperconectada compruebe que sus servicios funcionan mal y con fallas intermitentes. Eso, sin detallar que llega el invierno y se producen cortes de energía eléctrica, provocando que los usuarios se queden sin PC y sin Internet, afectando el trabajo, el desempeño y finalmente la productividad.


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Con lo anterior es claro que las empresas tendrán riesgos reales de que sus usuarios no dispondrán de Internet por la saturación o, simplemente, por un corte de energía prolongado. La recomendación, entonces, es hacer un análisis de riesgos, que contemplen no solo los escenarios antes mencionados y estudie sus efectos en los procesos de negocios, sino que también sobre la ejecución y coordinación del trabajo que hoy se hace desde la casa. Es urgente un plan de contingencia para reducir formalmente estos riesgos y que ese plan sea conocido por los usuarios.

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