Cuando creíamos que la pandemia cambiaría los paradigmas sobre el rol de las tiendas físicas, nos seguimos sorprendiendo por su importante rol en términos de venta y transformación. Si bien el e-commerce ha brillado por su capacidad de respuesta y crecimiento, las tiendas físicas han mostrado su rol clave en las estrategias de omnicanalidad.
A pesar del notorio crecimiento del comercio electrónico durante la época más crítica del virus, la tienda física es, hasta hoy, mucho más que solo un punto de compras o retiro. Si las tiendas son las reinas, el e-commerce es el rey y la omnicanalidad, el reinado. Y es que la tienda física es sinónimo de experiencias y no se puede pensar como un ente desconectado del resto de los canales del negocio.
Rol de las tiendas físicas
Porque el nuevo consumidor es mixto: mezcla lo digital con lo presencial, compra en línea para retirar en tienda o vitrinea en tienda para comprar en línea. Y, sorpresa de nuevo, la pandemia no lo convirtió en un ser ciento por ciento digital: uno de los tantos importantes roles de la tienda física es ser el lugar para ir a tocar un producto y ser asesorado y atendido por una cara visible, ambas acciones muy valoradas por nuestra sociedad.
Por esta razón, los retailers se están enfocando no tan solo en tener sitios web amigables, asequibles y entendibles. También están trabajando para mejorar la experiencia de compra en tienda, la cual debe ser rápida y sin fricción, lo que hace que uno de los grandes desafíos para la industria sea precisamente contar con una fuerza de venta capacitada, así como espacios y servicios que brinden una experiencia grata, compre o no.
En este punto, la tecnología entra con fuerza: el uso de dispositivos como carros inteligentes, que reconocen los productos que entran y salen de él; los sistemas de self check out, que les permiten a los clientes concretar la compra de forma autónoma; las apps de pago que no requieren contacto o puntos de visualización de stocks de productos son parte de lo que vemos en la actualidad.
Tecnología neozelandesa: atraer, retener y encantar a los clientes en las tiendas
Nueva Zelandia, país reconocido por su ADN innovador, sabe de estos temas. Posicionada estratégicamente en Oceanía, entre Latinoamérica, Asia y Australia, su tecnología tiene una presencia verdaderamente global. Por ejemplo, 90% de los chips de silicio del mundo están hechos con tecnología de producción neozelandesa. Sus soluciones, como las desarrolladas por Wellington Drive Technologies, las que permiten recoger datos en los puntos de venta y así generar información clave a los retailers, permitiendo crear experiencias de compra únicas para sus clientes. En el caso de Flintfox, administra precios y promociones a híper velocidad en toda la cadena de suministro; y si hablamos de 11Ants Analytics nos referimos a una tecnología que permite comprender el comportamiento de los clientes a nivel granular en base a la analítica de las transacciones.
Todas ganan espacio en el retail latinoamericano porque permiten brindar mejores y más completas experiencias a los clientes. Pero, ¿qué las distingue del resto? Su foco: las personas detrás de cada innovación tecnológica neozelandesa responden con soluciones que demuestran una profunda empatía y respeto por las comunidades y el planeta, impactando de forma positiva en cada una. Así lo demuestra también Maxiloda, empresa que se especializa en la fabricación y venta de innovadores sistemas de apilamiento y optimización de espacio para trasladar más carga, en menos viajes, provocando un impacto inmediato en la huella de carbono.
Son empresas comprometidas con la creación de soluciones escalables y necesarias para el mundo, en las que combinan la creatividad y la curiosidad con las habilidades prácticas y una inversión importante en investigación y desarrollo. ¿El objetivo? Crear soluciones innovadoras que cambien el mundo para bien. Y es ahí donde radica su principal fortaleza, porque cuando hablamos de brindar experiencias únicas la mirada debe estar en las personas. Los resultados vendrán gracias a una precisa sintonía que se crea a partir del uso de tecnología.
