Nicolás Goldstein: Cómo cerrar la brecha de género 59 años antes

Nicolás Goldstein

El COVID-19 ha puesto de manifiesto las desigualdades preexistentes y las vulnerabilidades de los sistemas sociales, políticos y económicos de todo el mundo. Para comprender mejor la situación actual y el impacto de la pandemia en la equidad de género, Accenture y el W20 realizamos una encuesta a 7.000 adultos en siete países. Entre los principales resultados se muestra que los ingresos de las mujeres disminuyeron casi dos tercios más que los de los hombres y que, de entre quienes tenían empleo cuando comenzó la pandemia, el 5% de las mujeres está ahora sin trabajo. Además, las madres están dedicando un 29% más tiempo al cuidado de niños, mientras la proporción de mujeres con acceso a salud cayó de 69% a sólo 32%. De esa forma, la pandemia aumentó 51 años el tiempo necesario para alcanzar la igualdad de género.

Para avanzar, hemos identificado una serie de medidas a adoptar. Incluso un compromiso parcial de estas recomendaciones por parte de los países y sus líderes podría recortar hasta 14 años el plazo para alcanzar la igualdad de género anterior a la pandemia. Pero con un compromiso total, lo podríamos hacer 59 años antes de lo previsto previo a la pandemia.


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Algunas de estas medidas son aumentar la oferta y la igualdad de acceso a los servicios sanitarios de alta calidad mediante un aumento significativo de la inversión en infraestructuras sociales; garantizar que las mujeres y las niñas tengan acceso a la educación, incluido el aprendizaje en línea y poner especial foco en la educación técnica y profesional. La inclusión digital es clave, para ello es necesario aumentar el acceso de las mujeres y las niñas a la tecnología, especialmente en zonas remotas y rurales.

La inclusión financiera también tiene un rol fundamental. Desarrollar, en colaboración con instituciones financieras y bancos públicos y privados, productos financieros digitales innovadores, de fácil acceso para aumentar el uso de las mujeres de los servicios financieros.

Por otra parte, la inclusión en la fuerza laboral no es sólo clave para aumentar la representatividad de las mujeres, sino que para el crecimiento mundial: el FMI proyecta que cerrar la brecha de género en la fuerza laboral podría aumentar el PIB de los países emergentes en un 35%. En este mismo ámbito, se deben implementar mecanismos de protección social y de ingresos para los modelos de empleo alternativo para garantizar una cobertura adecuada para todos los trabajadores de la economía formal e informal.

Finalmente, están el liderazgo y el emprendimiento. Se debe garantizar urgentemente la representación equitativa de las mujeres en todos los niveles de toma de decisiones en los organismos políticos y económicos nacionales y mundiales, así como también desarrollar y financiar planes de acción para estimular la participación de las mujeres en el espíritu empresarial y la innovación.

Es fundamental tomar en cuenta las oportunidades que tenemos y convertirlas en acciones concretas. Miremos esta pandemia como una oportunidad para construir una sociedad más equitativa.

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