Por: Néstor Altuve
Cuando entramos de lleno en estos tiempos del año, es costumbre iniciar y avanzar en los procesos de planificación de las organizaciones. Los planes y presupuestos ocupan diariamente la mayor parte de nuestra jornada laboral.
Esta ocasión es particularmente especial por dos razones: la primera, nos enfrentamos ante un escenario, en mayor o menor escala, de recesión de la economía mundial y, segunda, que como nunca antes estamos ante una realidad exponencial tecnológica y digital que debemos abordar sí o sí. Es inevitable.
Ya es historia, y de constante referencia académica, el surgimiento de exitosas ideas de emprendimiento en escenario de crisis, que luego se han consolidado como referentes del mercado.
Una de las últimas, Airbnb, Uber, Tesla y otras. Y no es casualidad que todas tengan un componente digital en sus modelos de negocio.
Lo digital ha dejado de ser una moda, una ventaja competitiva y una oportunidad para convertirse en imperativo e indispensable en el mundo actual de los negocios, no importa el tamaño, y de cualquier organización, inclusive los gobiernos y ONG’s, etc. No hay vuelta atrás, abordémoslo muy seriamente.
Nuestros países y economías no escapan de la realidad global y, si bien no vamos a la misma velocidad y desarrollo que los denominados del primer mundo, no queda ninguna duda que lo digital es parte integral de cualquier estrategia organizacional actual.
Veámoslo y abordémoslo con la importancia que tiene, entendamos y apliquemos la inserción inmediata de una visión digital transformadora en la estrategia. Si no, tendremos problemas.
