La transición energética: un impulso sostenible para el Perú

Transformación energética

La transición energética: un impulso sostenible para el Perú, es el tema que nos propone Roberto Tamayo Pereyra.

Por Roberto Tamayo Pereyra, ex director general de Electricidad


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En la actualidad, el mundo enfrenta el desafío de mitigar el cambio climático y reducir la dependencia de los combustibles fósiles. En este sentido, la transición energética se presenta como una oportunidad de crecimiento para el Perú. Este proceso de cambio del sector energético global de los sistemas de producción y consumo de energía basados en energías fósiles (el petróleo, el gas natural y el carbón), a fuentes de energía limpias y renovables como la eólica y la solar, no solo beneficia al medio ambiente, sino que también tiene el potencial de impulsar el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de los peruanos. 

La transición energética

La transición energética en el Perú: la agenda que se desarrollará en la Expo Energía Perú 2023, es una respuesta acertada a los retos ambientales que enfrenta el país. Sin embargo, los grandes cambios no se realizan de un día para otro, requieren estrategias y objetivos graduales. 

En el 2022, el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), propuso tres proyectos a fin de un correcto uso de las energías renovables, ya que el país habría alcanzado una participación del 5% en la matriz energética. A la fecha, la diversificación de la matriz eléctrica en el Perú está conformada en gran parte por solo dos fuentes de energía: las hidroeléctricas y termoeléctricas. Aprovechar estos recursos de manera más eficiente permitirá reducir la dependencia de los combustibles fósiles, tener una seguridad energética y fomentar una independencia energética del país.

Resaltar, que podemos considerar este modelo de desarrollo sostenible también como una oportunidad económica y de empleo. Una Transición Energética gestionada de manera ordenada – diseñada ad-hoc para la región- repercutiría a una mayor demanda de empleos en la industria nacional.  Asimismo, la implementación de tecnologías renovables requeriría de profesionales capacitados en instalación, mantenimiento y desarrollo de estas infraestructuras, generando nuevos perfiles formativos más elevados en el mercado laboral. Además, la posibilidad de promover un desarrollo en la industria atrayendo una inversión del exterior.

También se debe tener en cuenta el apoyo que se alcanzaría en las zonas donde no tienen acceso a energía limpia. Sin duda, la adopción de tecnologías renovables descentralizadas, como la energía solar y eólica, puede beneficiar a las comunidades rurales que actualmente no cuentan con ese acceso a la electricidad o dependen de fuentes contaminantes, mejorando así su calidad de vida y promoviendo la inclusión energética.

No obstante, debemos profundizar y darle la importancia necesaria a los que ya no son tan nuevos modelos de negocio, como la Generación Distribuida, esta concretizará lo que se denomina el autoconsumo, que desde mi punto de vista se convertirá en el concepto más importante del siglo. 

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